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Día 10: Por un amor inaudito
El cristiano no piensa que Dios nos amará porque seamos buenos, sino que Dios nos hará buenos porque nos ama.
— C.S. Lewis
¿Te importaría leer esa increíble cita de C.S. Lewis una vez más? Te esperaré.
Gracias. Deja que eso penetre hasta tus huesos. Yo quedo sorprendida por quién es Dios en esa cita.
Creo que todos estamos de acuerdo en que tenemos bastantes defectos. Hermosa, pero rota. Vehemente, pero pecaminosa. No siempre trabajamos bien.
Y a Dios no le sorprende que no trabajemos bien. Que a veces seamos celosos, hirientes, groseros, deshonestos y demasiado de una cosa y no mucho de otra. Que seamos desequilibrados, gritemos y seamos complicados.
Así es.
Él no nos ama porque seamos buenos.
Él simplemente nos ama y punto, sin nada a cambio, lo cual es bastante inaudito.
Él te creó y te ama y conoce todo nuestro caos, y ¿no estamos agradecidos? Agradezco que el Rey no esté en estado de shock sino en estado de gracia. Y no esté atónito porque conoce la historia completa. Él creo el principio y conoce el final, tanto de tu historia como de la mía.
Y sabiendo TU historia completa, Él vino.
Vino pequeño e indefenso. Llegó humilde y discreto a un granero maloliente. Con nosotros, para nosotros. Él vino a estar con nosotros porque El nos hizo, nos ama y está para nosotros.
Puedo sentirme agradecida por eso. Agradecida de que sus brazos sean grandes y estén extendidos para nosotros. Que podemos venir a Él y decirle todo, cualquier cosa y decir que lo anhelamos y Él dirá Yo también.
Dios, gracias porque tu amor es increíble. Gracias porque nos ves y nos amas. Por ver nuestro pasado y amarnos. Por vernos ahora y amarnos. Por ver lo que podemos llegar a ser y amarnos. Gracias porque tu amor no está condicionado. Gracias porque tu amor dice que eres POR nosotros. Porque tu amor no depende de nada más que de Ti. Gracias por tu amor inaudito.
Dios, vengo a ti en mi quebrantamiento y desastre. Te necesito. Vengo agradecida por Ti y agradecida por todo lo que das. Amén.
Acerca de este Plan
Muchos de nosotros vivimos frustrados, ansiosos y abrumados. Pero no tiene por qué ser así. Se pueden formar nuevos hábitos. Se pueden encontrar nuevas esperanzas. La alegría realmente está a la vuelta de la esquina. Pero, ¿cómo podemos llegar ahí? A menudo, la práctica espiritual de la gratitud es la clave que falta para desbloquear la esperanza, la alegría y la belleza que nos rodean.
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