Eligiendo la gratitudMuestra
Día 2: Por las mesas compartidas
Hospitalidad significa principalmente crear un espacio libre donde el extraño pueda entrar y convertirse en amigo en vez de enemigo. La hospitalidad no es cambiar a las personas, sino ofrecerles ese espacio donde puedan cambiar. No se trata de que los hombres y mujeres estén de nuestro lado, sino de ofrecerles libertad sin las limitaciones de las líneas divisorias.
— Henri J.M. Nouwen, Las tres etapas de la vida espiritual, un proceso de búsqueda.
Durante mi primer año de matrimonio, frecuentemente iba al mesón de la cocina en la casa compartida en nuestro patio trasero. Mi vecina y yo nos levantábamos temprano, hacíamos ejercicio y luego ella preparaba sándwiches de huevo mientras su bebé dormía. Hablábamos relajadamente sobre cualquier cosa, con la yema de huevo escurriendo por nuestra boca. Era una mesa pequeña, un obsequio sencillo, un valioso gesto.
Parece que una mesa, una barra o el suelo funcionan. También un huevo, té o restos de pastel. La cuestión no es el contenido del obsequio sino el motivo del corazón. Ella no estaba apurada o ansiosa, ni demasiado ocupada para ofrecer un espacio de libertad, crecimiento y alegría.
Cuando hacemos espacio en la mesa para los demás, hacemos espacio para que nuestro corazón se expanda. Nos extendemos, escuchamos, empatizamos, tendemos una mano. Cuando se ha hecho espacio para mí, he sentido sanidad, bondad, alegría, libertad; a Dios.
¿Y no estamos agradecidos? ¿Por las mesas compartidas, las risas, el caos y el espacio sagrado? Podemos detenernos y recordar los espaguetis, el “quédate a cenar” de último minuto, el asado en el patio y el vino. Y mientras nos sentamos sintiéndonos acogidos y agradecidos, pensando en las mesas que hemos compartido, prometemos hacerlo más a menudo, tanto con los que son cordiales como con aquellos más complicados. ¿A quién podemos invitar a nuestra mesa esta semana, ofreciendo pan, mantequilla y queso, y un corazón humilde?
Dios, gracias por las mesas compartidas, por la leche derramada y el huevo escurriendo, por las risas y el amor, los platos extra y los aderezos para la comida. Gracias por la esperanza, la libertad y el honor de ese espacio. Ayúdanos a pensar en aquellos que necesitan una mesa esta semana e invitarlos. Ayúdanos a ser valientes en lugar de perfectos en nuestros obsequios.
Acerca de este Plan
Muchos de nosotros vivimos frustrados, ansiosos y abrumados. Pero no tiene por qué ser así. Se pueden formar nuevos hábitos. Se pueden encontrar nuevas esperanzas. La alegría realmente está a la vuelta de la esquina. Pero, ¿cómo podemos llegar ahí? A menudo, la práctica espiritual de la gratitud es la clave que falta para desbloquear la esperanza, la alegría y la belleza que nos rodean.
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