Eligiendo la gratitudMuestra

Día 9: Por dejar ir

El otoño nos muestra lo hermoso que es dejar ir las cosas.

—Lori Deschene

Algunas personas creen que aferrarse y persistir son signos de gran fuerza. Sin embargo, hay ocasiones en las que se necesita mucha más fuerza para saber cuándo dejar ir y luego, para hacerlo.

—Ann Landers

Hace varios años atrás, en un frío noviembre, estaba yo ahí, en mi dormitorio de primer año, silenciosa, triste, misteriosamente emocionada, lista, pero no tanto. Al borde de las lágrimas, de la oportunidad, del miedo.

Estaba mirando fijamente las paredes vacías preguntándome: ¿Quién quiero ser? ¿A quién quiero amar? ¿Qué tipo de vida estoy construyendo?

Había retirado todas nuestras fotos y ya lo tenía decidido. En realidad, lo había decidido semanas antes, pero no lo había admitido ante mí misma. El chico con el que había salido durante 2 años no era lo mejor. La relación tuvo su dulzura, pero también se había vuelto amarga. Era día de Acción de Gracias y me dirigía a casa para soltar esa relación. Para asegurarme de dejarlo ir, retiré de mi habitación las fotografías de nosotros juntos. Dependiendo de la vista, volvería a ver las paredes vacías, o un pallet. Ya no podía ignorar ese conocimiento particular en mi corazón, pero eso no cambió el hecho de que dejar ir significaba un paso de fe, un paso de valentía, un paso hacia lo desconocido, dejando atrás lo muy conocido.

Tuve la misma sensación cuando solté la mano de mi hijo cuando caminaba hacia a la escuela por primera vez.

Y cuando supe que tenía que dejar de liderar un ministerio universitario después de 8 años.

Y cuando empaqué nuestra casa de 12 años, en la que pasamos de ser pobres a ser ricos.

Muchos pensaron que estaba loca por dejar ese novio, ese ministerio, esa casa. Pero estoy agradecida de haber mirado a todos a los ojos y haber dicho adios a sus opiniones, expectativas y esperanzas respecto a mí. Y ahora, muchos hubiesen pensado que estaba LOCA si hubiera dejado pasar a mi marido. El que vino después de dejar ir. Gracias a Dios.

¿Y no estamos agradecidos? ¿Por los momentos en nuestra vida que piden una curva en el camino, aunque tengamos que ser nosotros quienes abramos el camino?

Agradezcamos cuando dejemos ir.

Después de haberlo hecho con bastante frecuencia, mi fe ha crecido y estoy agradecida. Puedo confiar en que Dios está haciendo algo más, algo nuevo, algo diferente, algo hermoso. Puedo confiar en que Él usa el dolor para nuestro cambio, usa el crecimiento para nuestra madurez, usa las cosas difíciles para cosas más grandes. ¿Acaso un árbol no crece, florece, y libera esas flores permitiendo que más árboles crezcan en otros lugares? Durante una estación, parece vacío, estéril, desalentador. Pero simplemente está haciendo espacio para nuevas flores.

¿Es tiempo de dejar ir algo? Si es así, déjame alentarte: esta curva en el camino no es nada nuevo para el Rey que te hizo. Él tiene muy buenos planes para ti y está íntimamente familiarizado con todos tus caminos.

Seamos valientes y fuertes y dejemos ir todas las cosas: Expectativas, opiniones, miedos, amargura, estatus, celos, comparación, decepcionar a los demás, juicio, adicción a la aprobación.

Dejemos ir lo que es negativo, lo que no está bien, es poco saludable o tóxico.

Dejemos ir quienes creemos que debemos ser.

Dejemos ir, para permitir el crecimiento.

Dios, gracias por dejar ir. Gracias por el crecimiento y la belleza que nos traes con eso. Y en ese dejar ir, ayúdanos a abrazar la esperanza, el cambio, la alegría y la fe en lo que crecerá a continuación. Ayúdanos a dejar ir y a abrir nuestras manos, dejándolas abiertas para recibir lo que tienes para nosotros. Cuando soltamos liberamos mucho y somos libres.

Gracias Dios, que dejaste ir a tu Hijo, para que pudiéramos ser libres.