La Libertad en CristoMuestra

Mantenerse firme

En este mundo, encontrará personas que están esclavizadas de alguna manera, y otras que han sido liberadas. Pero siempre debemos recordar que cualquier tipo de libertad nunca viene sin un costo. Miles de hombres y mujeres a lo largo de la historia han sacrificado sus vidas para garantizar la libertad. Y miles más están dispuestos a hacer lo mismo para mantener este valioso bien. Mientras haya fuerzas en este mundo empeñadas en robar la libertad, es necesario que haya hombres y mujeres que se enfoquen en su preservación. Por lo tanto, en el proceso de disfrutar de la libertad hay quienes deben estar en guardia sin cesar contra quienes quieran arrebatarla.

El mismo principio es válido en el ámbito espiritual. Nuestra independencia del dominio del pecado con todas sus trampas tuvo un alto precio. Le costó mucho a Dios: su Hijo. Sin embargo, la batalla por la libertad no terminó en el Calvario. Pues solo al descubrir la verdad y apropiarnos de ella, la libertad disponible en la cruz se convierte en una realidad en nuestras vidas. Pero, aun así, nuestra lucha no ha terminado. Porque hay fuerzas a nuestro alrededor trabajando para socavar nuestra libertad. Susurros de condenación, sentimientos de miedo e inseguridad, mensajes carentes de gracia de pastores bienintencionados, críticas constantes de quienes amamos. Día tras día, nuestra libertad es atacada por todos lados.

Fue esta misma amenaza la que movió al apóstol Pablo a escribir: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5.1). Él sabía, al observar a los cristianos en Galacia, que la libertad de un creyente debe ser defendida todo el tiempo. Porque, así como la verdad puede liberarnos, las mentiras del enemigo pueden llevarnos de vuelta a la esclavitud que una vez conocimos.

¿Y usted? ¿Se mantiene firme en la libertad que Cristo proporcionó en la cruz? ¿Está apropiándose de esa verdad cada día? Si no es así, tómese unos minutos para revisar las áreas en las que sabe que Dios quiere liberarle. Comience a memorizar y meditar en las verdades específicas que se aplican a su situación. Al mantener su libertad espiritual, debe cuidarse de quienes intenten robarle sus libertades. Cualquier lucha por defenderla valdrá la pena. Recuerde que fue para que usted pudiera experimentar la libertad, que Cristo vivió y murió para liberarle.

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