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La Libertad en Cristo

DÍA 3 DE 10

La libertad máxima

Durante años, creía que Dios estaba trabajando en contra de mi libertad personal. Lo imaginaba como un legislador divino que pasaba la mayor parte de su tiempo creando nuevas maneras de restringir aún más mi libertad. Declaraciones como la que se encuentra en Gálatas 5.1 (NVI) tenían poco sentido para mí: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad”. Las leía una y otra vez y me preguntaba por qué, si Cristo vino a liberarnos, yo me sentía tan esclavizado.

Pero un día, mientras estaba leyendo el libro de Génesis, me vino un pensamiento a la mente: Adán y Eva solo tenían una regla (Génesis 2.17). Imagínese vivir en un mundo donde solo hubiera una regla. Las implicaciones son asombrosas. Lo más significativo, sin embargo, es el hecho que, en un entorno perfecto, donde Dios tenía todo tal como Él lo quería, solo dictó un “no deberás”. Dicho de otro modo, Dios no es un Dios de reglas. Nuestro Dios es un Dios de libertad. Al principio, colocó al primer hombre y a la primera mujer en un hermoso huerto y a efectos prácticos les dijo: “Son libres para disfrutarlo”.

“Entonces”, puede usted preguntarse: “¿Por qué ahora todas las prohibiciones morales y éticas?”. La respuesta se encuentra en Génesis 3. Nuestros ancestros hicieron lo que se les dijo que no hicieran, y así abrieron la puerta para que el pecado entrara en el mundo. Y con el pecado vino la muerte. Por lo tanto, la humanidad se convirtió en esclava del pecado y de la muerte.

Mientras que nuestro mundo nos enseña que la libertad se logra al deshacerse de toda restricción, la Biblia nos enseña lo contrario. Los seres humanos perdieron mucha de su libertad en un intento por conseguir la libertad absoluta. A medida que empezamos a unir las piezas, se hace cada vez más claro que la libertad se obtiene y se mantiene mediante la adhesión a las leyes de Dios. Al igual que un buen padre pone límites amorosos para sus hijos, nuestro Padre celestial establece perímetros morales y éticos para nosotros.

Una vez más, la clave es la confianza. ¿Podemos confiar en que Dios sabe lo que es mejor para nosotros? ¿Podemos creer que Él en realidad tiene en mente lo que es mejor para nosotros? Adán y Eva no lo hicieron. Y perdieron la misma libertad que estaban convencidos que su pecado les aseguraría. ¿Y qué hay de usted? ¿Está dispuesto a aceptar que Dios es un Dios de libertad, que sus leyes son para su protección, dadas para asegurar y no obstaculizar su libertad? Si es así, tome unos momentos para rendir a Dios los aspectos de su vida sobre los que ha mantenido el control. Confiese su falta de fe y descanse en la seguridad de que Dios le concederá la libertad máxima posible en este mundo pecaminoso.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

La Libertad en Cristo

¿Es su vida espiritual como una montaña rusa, con muchas más bajadas que subidas? ¿Experimenta más ansiedad que paz, más temor que fe y más fracasos que éxitos? Acompañe al Dr. Charles Stanley a medida que él se enfoca en la libertad en Cristo disponible para todos los creyentes, y en la verdad que, en efecto, nos hace libres.

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Nos gustaría agradecer a In Touch Ministries por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.encontacto.org/planes-de-lectura