La Libertad en CristoMuestra

La libertad que promete el Señor Jesús

Durante años, mi vida espiritual era como una montaña rusa, con altibajos y muchas más bajadas que subidas. Hubo momentos en los que experimentaba más ansiedad que paz, más miedo que fe, y más fracasos que éxito. Estoy seguro de que usted puede identificarse conmigo en esto.

¿Era yo salvo? Sí. ¿Era libre? No. En términos prácticos, mi experiencia del nuevo nacimiento no me había liberado. Conocía el perdón del Señor, pero no su libertad. Los viejos hábitos todavía me acosaban. Las emociones retorcidas todavía me paralizaban. El poder del pecado intentaba derrotarme. Anhelaba la libertad que el Señor prometía, pero por alguna razón, se me escapaba de las manos.

Mi problema no era de voluntad. Deseaba con todo mi corazón agradar a Dios. Pero había momentos en los que me sentía como si estuviera librando una batalla perdida.

Al fin y al cabo, me di cuenta de que estaba en cautiverio; era un prisionero. Fue en las primeras horas de una mañana, después de clamar al Señor durante toda la noche, que de repente me di cuenta de que debía entregarle el control de toda mi vida.

Con un profundo anhelo en mi corazón, comencé a escudriñar la Biblia con un objetivo: conocer el gozo de la verdadera libertad en Cristo, la libertad para convertirme en la persona que Dios había destinado que fuera. Y la encontré. El Señor Jesús abrió la puerta de mi celda con cinco sencillas palabras: “La verdad os hará libres” (Juan 8.32).

Con esta promesa en mi corazón, comencé a aplicar a mi vida los principios de la verdadera libertad que estaba aprendiendo en la Palabra de Dios. Al hacerlo, experimenté una libertad que transformó mi vida. Ahora quiero compartir esas mismas verdades con usted. Mi oración es que, a medida que los lea en los días que siguen, estos devocionales revelen las áreas de esclavitud en su vida y, más importante aún, que la verdad de Dios lo haga a usted libre.