La Libertad en CristoMuestra

El yugo de la libertad

Por lo general, no asociamos la libertad con un yugo. Los dos conceptos nos parecen opuestos. Sin embargo, Aquel que dijo que había venido a liberarnos también nos invitó a compartir su yugo. No estoy muy convencido de eso, puede pensar usted. Para complicar aún más las cosas, el Señor prometió descanso para quienes aceptaran su ofrecimiento. Una vez más, nos enfrentamos a lo que parece no tener sentido. ¿Cómo puede uno encontrar descanso poniéndose un yugo?

Cuando el Señor Jesús habló de un yugo, se refería a una relación. Una relación en la que dos caminarían juntos en la misma dirección, cubriendo el mismo terreno, enfrentando los mismos obstáculos y viajando a la misma velocidad. Al invitar a sus oyentes a someterse a su yugo, les estaba pidiendo que se unieran a Él. En esencia, les ofrecía tres cosas. Primero, les ofrecía ayudar a llevar sus cargas. Segundo, les ofrecía guiarles, porque cuando dos bueyes estaban unidos en un yugo, siempre se consideraba que uno era el animal líder. Y tercero, el Señor ofrecía instruirlos en los caminos de la libertad.

El Salvador sabe cómo mantener cada matrimonio libre de las fuerzas destructivas que prevalecen en nuestra sociedad. Él sabe cómo liberar nuestra mente de los celos, la codicia y la lujuria. Sabe cómo ayudarnos a evitar convertirnos en esclavos de hábitos y actitudes destructivas. Y por eso le invita a unirse a Él y aprender los caminos de la libertad. Le ofrece la oportunidad de caminar a su lado a través del laberinto de actitudes, oportunidades y relaciones que podrían amenazar su libertad.

Muchos ven el yugo de Cristo como una amenaza a la libertad. Desde su perspectiva, un yugo es un yugo, sin importar a quién pertenezca. Fue por esta misma razón que Cristo hizo su ofrecimiento a los “trabajados y cargados” (Mateo 11.28), aquellos que habían intentado encontrar la libertad por sí mismos y solo habían encontrado esclavitud en su lugar. A ellos les dijo: “Venid a mí... y yo os haré descansar”.

¿Le ha llevado a la desesperación su búsqueda de libertad? ¿Está listo para unirse al Único que en realidad puede liberarle? Cristo vino para que podamos experimentar la libertad, no solo desearla. Pero solo cuando nos humillamos y nos unimos a Él, la libertad personal se convierte en una realidad.