La Libertad en CristoMuestra

Transformados

La mayoría de nosotros hemos tenido la frustrante experiencia de hacer un compromiso sincero solo para descubrir que varios días después lo hemos abandonado. Yo lo llamo el “síndrome del campamento juvenil”. En muchas de las iglesias en las que fui pastor a lo largo de los años, los jóvenes asistían a campamentos casi todos los veranos. Como suele suceder en muchos campamentos, siempre terminábamos la semana con un servicio de compromiso. Cada año era lo mismo. Todos lloraban y prometían a Dios la luna: no más mentiras, palabrotas, trampas, fumar, beber, y todo eso. Por desgracia, la mayoría de esas promesas se rompían antes de llegar de regreso al aparcamiento de la iglesia la tarde siguiente.

Creo que la mayoría de las decisiones tomadas durante esas sesiones eran sinceras. El problema era el seguimiento. Aunque los jóvenes tenían claro lo que debían y no debían hacer, era difícil poner en práctica los “cómo”. Y lo mismo ocurre con todos nosotros, sin importar nuestra edad.

Debido a su trasfondo, el apóstol Pablo conocía muy bien la frustración de saber qué hacer sin saber cómo hacerlo. Sin duda, fue su propia experiencia la que lo hizo sensible a las necesidades de sus lectores en este terreno. Y así, en una declaración redactada con suma precisión, resumió la clave del cambio consistente: “mediante la renovación de su mente” (Romanos 12.2 NVI).

Pablo sabía que nuestro comportamiento se ve afectado de forma directa por la manera en la que pensamos. Para que se produzca un cambio real en el exterior, primero debe haber un cambio en nuestra manera de pensar. Hasta que nos involucremos en el proceso de renovar nuestras mentes, cualquier cambio de comportamiento será de corta duración.

Renovar la mente se parece un poco a renovar los muebles. Es un proceso en dos etapas. Implica quitar lo viejo y reemplazarlo con lo nuevo. Lo viejo son las mentiras que usted ha aprendido a decir o que le enseñaron quienes le rodean; son las actitudes e ideas que se han convertido en parte de su pensamiento, pero que no reflejan la realidad. Lo nuevo es la verdad. Renovar su mente implica involucrarse en el proceso de permitir que Dios saque a la superficie las mentiras que usted ha aceptado por error y las sustituya con la verdad. En la medida que haga esto, su comportamiento y toda su vida serán transformados por completo.