RestáuranosMuestra

"Restaurados para servir" (Mónica Fonseca).

¡No es lo que nos da, sino cómo lo usamos!

Nos convertimos y obtuvimos la “camiseta de Cristo”. Entonces es el momento de entrar en el campo de juego usando los dones que nos han sido dados para multiplicarlos.

La vaca no toma su propia leche, ni la gallina come sus propios huevos. Dios pensó que los regalos que nos da, sean para bendecir a otros.

No se trata de los dones que tengamos, uno o muchos, se trata de cómo los usamos para el Señor.

El evangelista Billy Graham, dijo: “Dios nos ha dado dos manos, una para recibir y otra para dar. No somos cisternas hechas para atesorar, somos canales hechos para dar”.

Ninguna Iglesia tiene falta de dones. Lo que sucede es que se necesitan siervos “buenos y fieles” dispuestos para administrar esos dones. Esa es la verdadera carencia en muchas congregaciones.

En Mateo 25:14-30 se cuenta de tres hombres que reciben cierta cantidad de talentos cada uno. Todos tenían la misma tarea: “Devolver algo mejor de lo que recibieron”. Pero el que había recibido un talento, prefirió esconderlo y no hacerlo producir.

Eugene Peterson lo parafrasea así: “El sirviente que recibió un talento dijo: Maestro, sé que tienes un alto nivel y odias las formas descuidadas, exiges lo mejor y no permites el error. Tenía miedo de decepcionarte así que encontré un buen escondite y aseguré tu dinero, aquí está sano y salvo por completo”.

La lección que Jesús nos enseña, no es de proteger lo que nos da sino de multiplicarlo. Ese don que recibimos debe crecer más y más para bendición a otros.

ORACIÓN

Señor, que mi voluntad sea siempre ser un canal de bendición para otros. Renuncio al miedo, a la comodidad y a la cobardía. Hoy creo que me equipaste y siempre me vas a respaldar.