RestáuranosMuestra

"Restaurados para servir" (Mónica Fonseca)

El servicio es la puerta al llamado

Una pregunta muy común es: ¿Cómo conocer mi don? Y la respuesta siempre será la misma: ¡Sirviendo! Pero, ¿haciendo qué?... ¡Lo que sea!

David se levantó esa mañana y su padre le encomendó una tarea, llevar sándwiches de queso al campamento donde estaba la batalla.

No importaba si él era un buen pastor de ovejas, o si tenía buena puntería con la honda. Lo que importaba era que debía llegar con sus hermanos, llevar alimento y ver si estaban bien, porque su padre así lo ordenaba.

Sabemos cómo terminó la historia, la más famosa, la del gigante. La que lo saca a David del anonimato, la que lo lleva a ser un guerrero bien conocido y en el futuro el rey de Israel. Pero es importante verlo como un simple repartidor, obedeciendo a su padre. En ese acto de servir con algo sencillo, él se encontró con su llamado y su vida cambió para siempre.

No importa quiénes seamos, o cuáles sean nuestros talentos o capacidades. Tenemos que estar atentos a lo que se necesite. Esa es la clave. ¡Servir es la puerta al llamado!

Hay muchos que serían elegidos para derrotar a los gigantes, pero no lo fueron porque no quisieron entregar los sándwiches. Asesinos de gigantes que quedaron en el camino porque despreciaron hacer lo que a su parecer era insignificante o demasiado sencillo.

ORACIÓN

Señor, te ruego que me perdones por cada vez que desprecié servirte. Necesito Padre, ser sensible a la voz de tu Espíritu cuando una oportunidad esté frente a mí, y que tu amor y misericordia sea la única fuerza que me mueva para hacerlo.