CÁNTICOS DE REFLEXIÓNMuestra

Salmos 34:1-10

¿A quién no le gusta entonar una canción? Ya sea, en el auto, la ducha, mientras realizas tus quehaceres y demás, la música es parte de nuestro diario vivir. Sin embargo, hay una gran diferencia entre entonar alabanzas y reflexionar en ellas. El salmista David sí que entonó alabanzas a todas horas y en toda circunstancia. Él nos reta tanto a reflexionar en cada cántico como a nunca dejar de alabar a Dios, porque no alabamos a Dios, conforme a nuestras circunstancias, sino que le alabamos por quién es Él.

No sé en qué circunstancias te encuentres hoy, pero el Salmo 34 fue escrito bajo difíciles circunstancias que el salmista David estaba atravesando. Sin embargo, aun así, él comienza el Salmo proclamando que Dios es digno de nuestra alabanza. Nunca debemos parar de alabar a Dios, sino que debe estar una alabanza, exaltación, gratitud y esperanza continuamente en nuestra boca. Una cosa es alabar a Dios cuando todo está bien, pero es otra cosa cuando estamos experimentando un tiempo terrible. Nuestra vida misma se vuelve una de exaltación y gloria al Dios nuestro; se convierte en canción que alegra nuestra alma tanto como a quienes nos rodean. La alabanza no está basada en nuestra presente circunstancia, sino en quién Él es. Y le alabamos porque Él es bueno.

En tu desesperación necesitas buscar a Dios (vv. 4–7). El salmista fue sensible y honesto con Dios y confesó que ya no podría contener más sus angustias y que necesitaba de Él. Sí, David tenía temor y como creyentes también podemos sentir lo mismo. Somos seres limitados y frágiles, expuestos a las aflicciones de la vida. Cuando vengan esos momentos difíciles tenemos la libertad de tomar varios caminos para refugiarnos. Los que se refugian en Dios, son librados de sus angustias y Él los defiende.

Aquellos que se refugian, prueban y gustan a Dios llegan a experimentar Su bondad (vv. 8–10). Dios es bueno y aquellos que confían en Él jamás serán avergonzados. El buscar la presencia de Dios debe convertirse en nuestro estilo de vida aun cuando todo parece ir mal. La fuente de nuestra fortaleza y alegría es el Señor. David concluye confesando y declarando que Dios es bueno con aquellos que confían en Él.

Reflexionemos

Medita en tu pasado, ¿cómo te sentiste cuando estabas afligido por una circunstancia? ¿Lo trataste de arreglar con tus fuerzas, fuiste a otra fuente para consolación o fuiste a Dios?

La próxima vez que pases por tiempos difíciles recuerda esta enseñanza y decide alabar a Dios. ¿Cuál es el motivo de nuestra alabanza hacia Dios? No está basada en nuestra presente circunstancia sino en quién Él es. Los días pueden ser malos, pero Dios sigue siendo bueno.