Tiempo De MadurarMuestra
Desechando la Soberbia, abrazando la humildad
El corazón del diablo fue lleno de Soberbia y esto propició su caída (Is. 14:12-17). El orgullo siempre nos lleva a la rebelión y a la autosuficiencia, como en el caso de la caída del hombre. La soberbia ha dañado a los ángeles y al hombre por lo cual Dios la aborrece.
Dios resiste la soberbia y da gracia a los humildes.
La soberbia es orgullo desmedido. Esta actitud nos lleva a distintos aspectos del pecado. Una falta propicia la situación adecuada que nos lleva a otras.
a)Auto suficiencia. Una actitud de pretender ser auto-suficiente y no necesitar de Dios ni de nadie.
b)Jactancia. Es esa parte de la soberbia en la cual se alaba a si mismo y pretende alcanzar todo objetivo en sus propias fuerzas y capacidades.
c)Auto exaltación. Asimismo se gloría de lo que es o pretenciosamente puede hacer.
d)Engreimiento. Es pretender ser sabio en su propia opinión despreciando a aquellos que le rodean. Pr. 3:7; 26:12; Is. 5:21; Ro. 12:16
También son estrechamente relacionados la rebelión y la falta de perdón (Ez. 28:13-17; Mt. 18:28-30). La primera no solo contra Dios, sino también contra todo aquello que represente autoridad. Lo segundo, es una actitud que por causa del orgullo nos bloquea para perdonar. Claro está ambas tienen su principio en la soberbia.
Por otro lado el Señor da gracia (en este caso es la capacidad sobrenatural de Dios y su poder actuando a nuestro favor) a los humildes, esto es, los que confían plenamente en Dios son librados de soberbia y de las faltas que esta conlleva.
Acercaos a Dios y Él se acercará a vosotros.
En estos versículos el llamado del Señor es al arrepentimiento. Nos marca un cierto orden:
a)Sométanse a Dios. Para poder desechar la soberbia de nuestra vida el primer paso es someterse a Dios (esto implica a lo que Él es y a lo que le representa). El primer paso de humildad que todos debemos hacer es aceptar el señorío de Jesucristo en nuestras vidas.
Asimismo se nos anima a resistir (oponerse fervientemente) al diablo, con la promesa de que él huirá de nosotros. Si nos sometemos a Dios el enemigo pierde su autoridad y fuerza sobre nuestras vidas.
b)Acérquense a Dios. La primera nos habla de una rendición y esta segunda de una comunión. Nos rendimos a Dios Él nos constituye en sus hijos. Se anima al creyente a:
1.Limpiar las manos. Es una acción que implica: dejar de hacer lo malo, quitar lo malo (aquello que ofende a Dios).
2.Purificar los corazones. Nuevamente es limpieza pero esta expresión nos habla de algo interno, del alma de nuestros pensamientos ( 1 P. 1:22).
3.Afligíos y lamentad, y llorad. Es la forma de expresar “ten un profundo dolor por el pecado”, y actúa para bien (Joel 2:13).
Humillaos delante del Señor.
Este último versículo es la consecuencia final de desechar la soberbia y humillarse al Señorío de Cristo: Genuina humildad. El Señor nos da una promesa de aquellos que podemos actuar con humildad: serás enaltecido (Mt. 23:13).
Recibamos la gracia de Dios que ha prometido a todos los que caminamos en humildad. Guardemos nuestro corazón de toda soberbia ¡Vence al diablo y a nuestra carne! Recuerda las palabras de Jesús “aprended de mi que soy manso y humilde y hallaréis descanso para vuestras almas”.
Acerca de este Plan
El hecho de llevar muchos o pocos años en el Evangelio no quiere decir que necesariamente seamos maduros en la Fe. Este plan tiene ese propósito, ayudar a madurar nuestra vida cristiana.
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Nos gustaría agradecer a CFN Cancún por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.facebook.com/cfncancun