Tiempo De MadurarMuestra
EVITEMOS EL JUZGAR Y MURMURAR
En esta porción reflexionaremos que no debemos murmurar ni juzgar al hermano, también en qué casos el creyente debe juzgar las cosas y aún sancionarlas.
Santiago nos anima a no murmurar. Recordemos que el hacerlo es una falta en si (1Cor.10:10). Murmurar es: “hablar en contra” no solo es una crítica, es la expresión molesta contra la vida, acción, palabras de una persona. Por ejemplo, los primeros cristianos al vivir juntos murmuraban los griegos contra los hebreos por causa de la comida. En este caso la murmuración era en contra de los apóstoles los cuales servían las mesas (Hch 6:1-6) .
Otra forma, es cuando efectuamos una labor en el trabajo, o servicio en la iglesia, o una orden de casa y nos quejamos por ello. Las Escrituras nos exhortan a no murmurar, sino hacerlo con gusto (Fil. 2:14) .
Un último ejemplo, es cuando murmuramos en contra de nuestras autoridades. Esta falta trae consecuencias muy lamentables a los murmuradores (Núm.16:23-33) Pues es una forma de manifestar nuestro espíritu rebelde por medio de las palabras.
No debemos juzgar al hermano. Al hacerlo nos constituimos en su juez, determinando así que acciones buenas o malas a hecho en su vida. Recordemos que no podemos juzgar superficialmente las intenciones del corazón con que son hechas las cosas y ellas solo Dios las conoce.
La ley de Dios se resume en el mandamiento de amar al prójimo, por lo que juzgar al hermano va contra la esencia misma de la ley del amor. Cuando dice Santiago:” El que juzga a la ley, ya no es cumplidor de la ley, sino juez de la ley” Comenta M. Henry: “El que alterca con su hermano y le condena por causa de algo que no esta determinado en la Palabra de Dios, está con eso reprochando a la palabra de Dios como si no fuese una norma perfecta. Guardémonos de juzgar la ley, porque la ley del Señor es perfecta; si los hombres la quebrantan, ella misma los juzgará; y si no la quebrantan, no les juzguemos. Dios es el único legislador y juez, el único que tiene poder y autoridad para recompensar plenamente la observancia de sus leyes y para castigar toda desobediencia.
Nota importante en cuanto al juzgar. No debemos confundir lo anteriormente señalado con el hecho de que Dios nos ha dado la capacidad de corregir una acción mala (1ª.Cor 6:1-6). No debemos de tener una actitud de critica y de menosprecio a aquellos que han fallado, ni tampoco podemos juzgar las intenciones del corazón, pero, si aquellas faltas que son evidentes y que requieren ser corregidas. Notemos lo que las Escrituras nos dicen al respecto: Prov. 23:13; Rom.16:17; Tito 3:10.
Claro está, esto debe hacerlo la autoridad correspondiente y sancionar conforme la falta lo amerite (Prov.16:6) Un ejemplo de un padre que no juzgó ni sancionó las faltas de sus hijos fue Elí el sacerdote (1Sam.3:13).
Cada uno tenemos distintas cargas, fallas que aún requieren ser corregidas, Dios nos anima a orar unos por otros, a no murmurar y juzgarnos. Si lo hemos hecho, este es un buen momento para arrepentirnos. Vengamos con todo nuestro corazón, al que conoce las intenciones del corazón, Él es fiel para perdonarnos y corregir nuestras palabras de juicio.
Acerca de este Plan
El hecho de llevar muchos o pocos años en el Evangelio no quiere decir que necesariamente seamos maduros en la Fe. Este plan tiene ese propósito, ayudar a madurar nuestra vida cristiana.
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Nos gustaría agradecer a CFN Cancún por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.facebook.com/cfncancun