El Poder de la Oración

En esta porción de la Palabra, Santiago, nos habla del poder de la oración, de cómo los cristianos podemos de ella echar mano en muchas circunstancias de la vida (alegría o tristeza).

Orando en todo tiempo.

Sean días de tristeza o de alegría. Si son estos segundos podemos orar a Dios con alegría cantando alabanzas. Si son días de aflicción con entrega, sabiendo que la oración “es la medicina de todos los males, pues con ella se consigue reanimar el alma y se obtiene el auxilio pedido”. A ella recurrió el Señor en los momentos de mayor tristeza (Mt. 26:39). La oración  nos pone en comunicación con nuestro Padre celestial, en quién se halla la fuente de todos los bienes y soluciones.

Orando por los enfermos.

El tiempo de enfermedad es causa de tristeza para el enfermo y la familia. Santiago recomienda llamar a los “ancianos de la iglesia” esto es, ya sean los pastores de la iglesia o bien los líderes. Se recomienda utilizar aceite el cual representa al Espíritu Santo. Se asegura que la oración de fe levantará al enfermo. ¿A qué se refiere con la oración de fe?

a) Es aquella que esta basada en las promesas del Señor (Ex. 15:26); ( 1 Pe. 2:24).

b) Es aquella que se efectúa en el nombre de nuestro Señor Jesucristo (Mr. 16:18).

c) Por supuesto, es la oración en la cual creemos de todo nuestro corazón (Mr. 11:24).

En cuanto al perdón de pecados al enfermo, es entendible que la enfermedad mueve al arrepentimiento. En ocasiones puede ser la causa de la enfermedad pero no necesariamente, pero es inevitable que la enfermedad nos quebranta y nos hace reflexionar en nuestro proceder y nos lleva a buscar a Dios y ponernos a cuentas.

Confiesen sus ofensas unos a otros.

El apóstol Santiago recuerda lo importante que es, que cuando hagamos oración tengamos paz con nuestros hermanos. Muy seguramente recordaba la enseñanza del Señor Jesús en cuanto al perdón (Mt. 5:44-48; 6:14-15), cuando hemos lastimado a una persona es muy importante pedirle perdón y también cuando lastimamos al Cuerpo de Cristo (la iglesia).

¿Puedes recordar el nombre de alguien que hayas ofendido (o te haya ofendido)? de acuerdo a Dios ¿Qué tendríamos que hacer? Muchas enfermedades físicas van relacionadas a la falta de perdón y a la amargura, si mediante la restauración de una relación nuestra alma recobra la paz, seguramente nuestro cuerpo también es beneficiado.

Santiago finaliza ejemplificando con la vida del profeta Elías el cual era tan normal como nosotros (lit. de la misma condición mísera). Pero al orar obró la gracia de Dios. El Señor respalda con su poder la sencilla oración de sus siervos. 

Dedica un tiempo a orar por ti mismo, por sanidad y si hay que ponernos a cuenta con alguien, no dudemos en hacerlo pronto.