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Hábitos Para Comenzar El Año

DÍA 9 DE 9

El hábito de amar a los demás

“El amor humano dice: “Te amaré, siempre y cuando…” mientras que el amor de Dios dice: “Te amo a pesar de…” (Stuart Briscoe).

La palabra “amor” es una de esas palabras frecuentemente citadas; en ocasiones utilizada en abuso, a tal extremo, que su significado real se pierde.

Volúmenes enteros de literatura y de poesía hablan acerca del amor; ha sido discutido y ampliamente abordado desde la filosofía y el humanismo. Se le suele relacionar con la satisfacción sexual, o con el placer, o con alguna emoción momentánea.

Sin embargo, cuando vamos a la Escritura encontramos el verdadero significado de la palabra “amor”. Es mucho más que lo mencionado anteriormente. Amar significa decidir buscar intencionalmente la plenitud del otro sin buscar nada a cambio. El amor, más que un sentimiento, es una decisión voluntaria. Se decide amar.

Jesús llevó el amor a límites insospechados. ¡Le dio una nueva dimensión! El mandamiento “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18) había sido escrito desde tiempos de Moisés. Es decir, para tiempos de Jesús, este mandamiento tenía más de dos mil años de existencia. Sin embargo, Jesús lo elevó a un nivel nunca antes visto

Jesús, al ir a la cruz del calvario por nuestra salvación, encarnó sus propias palabras cuando dijo “No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos” (Juan 15:13). Bien podría decirse que la humanidad no había conocido los límites del amor hasta que los vio en Jesucristo. ¡El Hijo de Dios entregando su vida en una cruz, por amor a todos nosotros que vivíamos en pecado!

Pablo lo expresó también de una forma clara: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotro.” (Romanos 5:8).

Una cosa antigua se puede convertir en una nueva experiencia en las manos de un maestro. En Jesús, el amor llegó a ser una experiencia plena en todas sus dimensiones.

En Jesú s el amor alcanza ¡ahora hasta al pecador! Para un rabino ortodoxo de tiempos de Jesús, el pecador era una persona a la que Dios quería destruir. «Hay gozo en el Cielo -decían- cuando un pecador desaparece de la tierra.» Pero Jesú s fue el amigo de los marginados y de los pecadores. ¡Jesús compartía la mesa con ellos! ¡Qué increíble! ¡Qué increíble saber que Jesús comía con pecadores y no hacía acepción de personas!

En Jesús, el amor alcanzaba ahora también a los gentiles. Según algún rabino lo veía, «los gentiles fueron creados por Dios para servir de leña en los fuegos del infierno.» Pero para Jesús, Dios amaba al mundo de tal manera que dio a Su Hijo por todos “no solo por nuestros pecados, sino por los de todo el mundo” (1era Juan 2:2).

El amor llegó a ser algo nuevo en Jesús porque Él extendió sus fronteras hasta que no quedó nadie fuera de su abrazo. El amor de Jesús llegó a límites que no conocía la humanidad. Ninguna falta, ningún pecado, ningún odio, ninguna discriminación, nada que pudiéramos hacerle pudo convertir en odio el amor de Jesús por cada uno de nosotros. ¡Él pudo hasta pedir a Dios que tuviera misericordia de aquellos que le estaban clavando a la Cruz!

El mandamiento del amor era antiguo en el sentido de que se conocía desde mucho tiempo atrás; pero era nuevo porque en Jesucristo el amor alcanzó un nivel que no había alcanzado nunca antes, y era conforme a ese nivel como nos mandaba amar.

El disfrutar del amor que Dios nos ha dado en Cristo Jesús tiene un propósito: que ahora nosotros amemos a los demás con esa misma clase de amor.

“Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros” (Juan 13:34).

Amar a otros debe ser un estilo de vida del seguidor de Jesús. Así como fue un hábito en Jesús el amar a los demás, así debe ser un hábito de sus seguidores. La característica esencial de los seguidores de Jesús debe ser la forma en que aman a las personas a su alrededor.

“De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros" (Juan 13:35).

Te compartimos algunos consejos prácticos para desarrollar el hábito de amar a las personas a tu alrededor:

• Reconoce que la definición de la cultura con respecto al amor no necesariamente es la definición de Dios respecto al amor. Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar con respecto a la palabra “amor”. Hasta que no sintonicemos nuestro corazón con el corazón de Dios, podemos pensar que estamos amando a la gente sin hacerlo. Solamente el amor de Dios nos capacita para amar de manera constante, pues Dios es amor.

• Comprende que amar no es un sentimiento sino una decisión. Si el amor fuera un sentimiento, sería tan inconstante como el clima. ¡Hay personas que cambian de estado de ánimo por el cambio de clima! Sin embargo, el amor “nunca deja de ser”. El amor es un acto de voluntad. Es una decisión consciente.

• Amar es una acción. Hay al menos 5 formas de expresar el amor: palabras que bendicen, actos de servicio, tiempo de calidad, obsequios y contacto físico. Desarrolle cada una de estas 5 formas para actuar en amor. Te recomendamos la lectura del libro “Los 5 lenguajes del amor” del Dr. Gary Chapman.

• Demuestra tu amor sin importar la respuesta. Nada demuestra más el carácter de Cristo que amar aún a aquellos que no responden favorablemente a nuestro amor.

• Escoge realizar un acto de amor a favor de alguien que te haya lastimado. Esto puede ser un consejo que suena raro, tan raro como el mandato de Jesús de “amar a nuestros enemigos”. ¡Qué difícil es hacer algo a favor de quienes desean nuestro mal, sin embargo, es justo eso lo que Dios nos mostró en la cruz del calvario! Escoger hacer algo en bien de una persona que nos ha lastimado probablemente sea uno de los actos más legítimos de amor cristiano.

• Recuerda que el amor es el “vínculo perfecto” (Colosenses 3:14) No existe una mejor manera de relacionarnos con otras personas que hacerlo desde la base del amor. No por nada Jesús resumió todo el Antiguo Testamento en dos preceptos: Ama a Dios y ama a tu prójimo.

El hábito de Jesús de amar nos invita a tomar la decisión diaria de hacer algo benéfico, amable y de bendición para las personas a nuestro alrededor. Nos muestra la perspectiva de buscar la plenitud de los demás, así como buscamos la nuestra. Amar es una decisión, y debe ser el rasgo distintivo del seguidor de Jesús

Preguntas para la reflexión

1. ¿Consideras que tienes el hábito de amar a los demás, o consideras que es un área de oportunidad en tu vida?

2.¿Qué tan sencillo te resulta amar a otros? ¿Crees que te resulta sencillo amar a aquellos que son difíciles de amar?

3.Menciona algunos obstáculos que no te permiten amar tu prójimo

4. ¿Qué acciones prácticas podrías llevar a cabo para mejorar este hábito en tuvida?

Día 8

Acerca de este Plan

Hábitos Para Comenzar El Año

Tú y yo no somos más que la suma de nuestros hábitos. Piénsalo por un momento. Lo que tú eres el día de hoy es simplemente la suma de los hábitos que te han traído hasta el lugar en donde te encuentras en este momento. En este sencillo plan devocional queremos invitarte a construir buenos hábitos. Hábitos saludables. Hábitos de bendición. Hábitos que te lleven a un futuro mejor, pero, sobre todo, a agradar a Dios con tu manera de vivir.

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Nos gustaría agradecer a Ponlo en práctica por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: instagram.com/ponloenpractica_?igsh=MThueWFocXZyZGp1eQ==