Hábitos Para Comenzar El AñoEjemplo

El hábito de orar
“La oración nunca puede ser un exceso” (Charles Spurgeon).
Sin lugar a dudas uno de los hábitos que Jesús practicaba con mayor frecuencia era el de apartarse para orar con Su Padre. Desde el inicio mismo de su ministerio y de su vida pública conocida, ya se encuentra la oración como una presencia constante, y en todo tipo de circunstancias, en la vida de Jesús.
Por ejemplo, después de sanar a un leproso, la gente lo buscaba “más él se apartaba a lugares desiertos, y oraba” (Lucas 5:16). En otra ocasión, mientras sus discípulos iban en la barca, luego de despedir a la multitud “se fue al monte a orar” (Marcos 6:46). En la última cena, en sus últimos momentos de vida terrenal, oró al Padre delante de sus discípulos (Juan 17:1-26); y en los minutos antes de su arresto, en medio de su angustia, también oró en Getsemaní (Lucas 22:41). ¡En sus últimos alientos desde la cruz, Jesús continuó orando con Su Padre! Jesús es el más claro ejemplo del consejo bíblico “orad sin cesar” (1era Tesalonicenses 5:17)
¿En qué momento del día oraba Jesús? La vida de oración de Jesús es tan abundante, que el relato de los evangelios nos presenta a Jesús orando muy temprano por la mañana (Marcos 1:35) o muy tarde por la noche (Lucas 6:12)
¿Jesús oraba solo o acompañado? Nuevamente tenemos que reconocer, que el hábito de la oración era tan fuerte en la vida de Cristo, que en ocasión el evangelio lo presenta apartándose por completo para estar en intimidad solitaria con el Padre (Mateo 14:23) y en ocasiones, haciéndose acompañar por sus discípulos (Lucas 9:28).
¿En qué circunstancias oraba Jesús? Jesús oraba después de realizar grandes milagros, es decir, después de una gran victoria, el Señor pasaba tiempo en oración. Después del gran milagro de la alimentación de los cinco mil, Jesús pasó tiempo orando con Su Padre (Mateo 14:23). De igual forma, antes de tomar una decisión importante (como elegir a quienes serían sus apóstoles) pasó tiempo orando (Lucas 6:12-13). En momentos de fuerte crisis, Jesús acostumbraba a orar fervientemente (Lucas 22:44).
La oración es una conversación abierta y sincera con Dios. No se hace oración para buscar impresionar a los demás. Tampoco se ora para proyectar a los demás que somos “muy espirituales”. Jesús también nos pide que evitemos repeticiones sin sentido pensando que Dios nos escuchará por la cantidad de oraciones que elevamos. (Mateo 6:5-7). La oración puede (y debe) ser clara, sencilla y directa.
En cierta ocasión, los apóstoles al observar la vida de oración de su Maestro le pidieron que les enseñara a hacerlo. Jesús entonces les compartió un modelo de oración: “Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno” (Mateo 6: 9- 13)
Esta oración nos enseña algunas consideraciones importantes a la hora de conversar con Dios.
• Adoración, alabanza y exaltación (Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre). En la oración reconocemos Quién es Dios y lo alabamos por lo que Él hace.
• Rendición (Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo) Reconocemos la soberanía de Dios y nos sometemos a Su voluntad. Deseamos que Su Reino sea establecido no sólo en nuestras vidas sino en toda la Tierra.
• Petición/Agradecimiento (Danos hoy nuestro pan cotidiano). ¡Podemos acercarnos con confianza a nuestro Padre para pedir por nuestras necesidades e interceder por las necesidades de otros! La Biblia también nos enseña que nuestras peticiones sean acompañadas con acciones de gracias por todo aquello que Él ya nos ha dado (Filipenses 4:6).
• Confesión (Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores) En la oración confesamos todo lo que hemos hecho, pensado o dicho, que ha lastimado el corazón de Dios y el corazón de otras personas. ¡Dios es Fiel y Justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad!
• Protección (Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno) En la oración podemos pedir la protección, la guarda y el cuidado de Dios para nuestras vidas y para la vida de otras personas. Jesús, de manera frecuente, se apartaba a lugares desiertos para encontrarse con Su Padre (Juan 6:15, Mateo 14:13, Marcos 1:35). El aislamiento también formaba parte de los hábitos de Jesús. En un mundo lleno de agitación y ruido, un excelente hábito es apartar tiempos de retiro personal para escuchar con mayor claridad la voz del Padre. ¡Jesús lo hacía! Considere aislarse de manera periódica (mensual, bimestral, semestral o anual) para buscar a Dios.
La vida de Jesús estuvo cimentada en la oración al Padre. Haz de la oración un estilo de vida en todo tiempo y en toda circunstancia. Recuerda que puedes buscar el momento del día, y el lugar adecuado para poder conversar con Dios de manera confiada y natural. Te invitamos a comenzar esta misma semana. Elige tu mismo el día, la hora y el lugar que te permitan hacer de la oración un hábito, y considera los elementos de la oración que analizamos en el “Padre nuestro”.
Hagamos nuestra la misma resolución que el teólogo galés Matthew Henry tomó en su vida: “He tomado la resolución de clamar a Ti en todo momento hasta el último de mis días. No pasará un solo día que no oigas mi voz”.
Preguntas para la reflexión
1. ¿Consideras haber desarrollado el hábito de la oración, o crees que es un área de oportunidad en tu relación con Dios?
2. ¿En qué horario crees que te sea más fácil para ti orar? ¿Por la mañana? ¿Por la tarde? ¿Por la noche? ¿Por qué?
3. ¿Oras a Dios en cualquier circunstancia de la vida? ¿Oras agradeciendo por las grandes victorias? ¿Oras pidiendo ayuda en las circunstancias difíciles?
4. ¿Crees que podrías mejorar el hábito de la oración en tu vida? ¿Qué obstáculos enfrentas en tu vida de oración?
5. ¿Tienes un tiempo de oración con tu familia, amigos o iglesia? ¿Crees que podrías ayudar a tu familia o amigos a desarrollar el hábito de la oración?
Acerca de este Plan

Tú y yo no somos más que la suma de nuestros hábitos. Piénsalo por un momento. Lo que tú eres el día de hoy es simplemente la suma de los hábitos que te han traído hasta el lugar en donde te encuentras en este momento. En este sencillo plan devocional queremos invitarte a construir buenos hábitos. Hábitos saludables. Hábitos de bendición. Hábitos que te lleven a un futuro mejor, pero, sobre todo, a agradar a Dios con tu manera de vivir.
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Nos gustaría agradecer a Ponlo en práctica por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: instagram.com/ponloenpractica_?igsh=MThueWFocXZyZGp1eQ==
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