Hábitos Para Comenzar El AñoEjemplo

El hábito de descansar

“Algunas veces, lo más espiritual que una persona puede hacer, es dormir" (Charles H. Spurgeon).

En una época frenética, hablar del descanso podría parecer contracultural. Muchas personas se sienten culpables si toman tiempos de descanso o de vacaciones. Sin embargo, los índices de estrés reportados en nuestras sociedades acentúan con mayor intensidad la importancia de este tema.

El descanso no es una sugerencia de parte de Dios para nosotros, ¡es un mandato! Cada persona fue diseñada por Dios para tener tiempos necesarios de descanso y relajación después de los días de actividad y trabajo.

Jesús nos mostró cómo descansar. Hizo del descanso un hábito en su vida. Él no se sintió culpable por descansar, ¡y seguramente disfrutaba plenamente sus tiempos de descanso y relajamiento!

Jesús descansó cuando lo requirió; durmió cuando su cuerpo necesitó hacerlo. Jesús sabía cuando presionar el botón de “pausa” para alejarse de las multitudes y tomar un “break”.

“Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Pero eran tantos los que iban y venían, que ni tiempo tenían para comer.

Entonces Jesús les dijo: «Vengan, vamos a un lugar tranquilo para descansar a solas.»”Marcos (6:30 -31)

¿Cuántas veces te ha ocurrido? ¡Tienes un día tan atareado que no tienes tiempo ni de comer! ¿Qué hizo Jesús? De forma intencional se aparta del lugar de la actividad para poder comer y descansar.

“Ese mismo día, cuando llegó la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Vamos al otro lado del lago». Entonces dejaron a la gente y atravesaron el lago en una barca. Algunos fueron también en otras barcas. De pronto se desató una tormenta. El viento soplaba tan fuerte que las olas se metían en la barca, y esta empezó a llenarse de agua. Entre tanto, Jesús se había quedado dormido en la parte de atrás de la barca, recostado sobre una almohada. Los discípulos lo despertaron y le gritaron: —Maestro, ¿no te importa que nos estemos hundiendo? Jesús se levantó y ordenó al viento y al mar que se calmaran. Enseguida el viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: —¿Por qué estaban tan asustados? ¿Todavía no confían en mí?” (Marcos 4 35-40).

En este segundo relato, Jesús ¡se queda dormido en una barca! Tal vez el suave ritmo del mar “arrulló” a Jesús. Lo cierto es que Jesús no reparaba en descansar cuando Él necesitaba hacerlo. Jesús nos enseña que, al descansar, confiamos en el cuidado absoluto de Dios.

¡Descansar es un acto de fe! ¡Es reconocer que las cosas no sucederán por nuestro afán! Debemos trabajar y ser diligentes en todo lo que hagamos, sí, pero tomando el debido tiempo para descansar, confiando en que nuestras vidas están en el cuidado de nuestro Buen Dios.

“En paz me acuesto y me duermo, porque solo Tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmos 4:8).

Paradójicamente, el hábito del descanso es algo que se debe “trabajar”. Descansar debe ser un esfuerzo intencional. Aquí compartimos algunos consejos prácticos para fomentar el hábito del descanso

• Respeta tus horarios de sueño. Acostarse temprano permite tener un sueño reparador. Como regla general, la persona adulta requiere descansar de 6 a 8 horas diarias. No permitas que la falta de sueño deteriore tu salud y acorte los días de tu vida.

• Respeta tus horarios en casa. No te lleves pendientes de la oficina a casa.

Cumple diligentemente con tus jornadas laborales, pero recuerda que en casa te necesitan también. No sacrifiques el tiempo con tu familia por atender pendientes que deben ser atendidos en el siguiente día laboral.

• Entrega tus preocupaciones a Dios. Antes de ir a la cama, pasa tiempo en oración depositando todas tus cargas en Él. Duerme recordando que “Él tiene cuidado de ustedes” (1era Pedro 5:7).

• Respeta tu día de descanso. Fuimos diseñados por Dios para trabajar seis días y descansar uno. No violes ese principio. Siempre existirán pendientes y cosas por hacer, así que no sacrifiques tu tiempo de descanso para realizarlos. Espera al siguiente día laboral para continuar con tu trabajo.

• Respeta tus días de vacaciones. Las vacaciones no son un lujo, sino una necesidad. No necesariamente tienes que salir de la ciudad. Si no puedes hacerlo, descansa esos días vacacionales. ¡Desconéctate y pasa tiempo con las personas que amas!

• Encuentra un pasatiempo. Un pasatiempo te permitirá descansar tu cuerpo y tu mente de aquellas cosas que te producen estrés. Práctica algún deporte, desarrolla algún talento artístico. No todo es trabajo en esta vida.

El hábito de Jesús de descansar es ejemplo a nuestras vidas de tomar las horas necesarias de sueño, respetar nuestros días de descanso semanales, y apartar tiempos de vacaciones para desconectarnos del trabajo y tomar una pausa en nuestras actividades. El descanso no es una sugerencia, es una necesidad. Dios nos diseñó para tomar descansos de manera sistemática. Si Jesús mismo descansó, desarrollemos el hábito.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Consideras que tienes el hábito del descanso, o consideras que es un área de oportunidad en tu vida? ¿Qué tan sencillo te resulta tomar tu día de descanso semanalmente, tomar un tiempo de vacaciones al año?

2. ¿Te sientes culpable cuando tomas tiempos de descanso? ¿Realmente descansas o sigues pensando en pendientes de la oficina, de la escuela, u otros asuntos?

3. Menciona algunos obstáculos que no te permiten descansar de la forma en que Dios quiere que lo hagas

4. ¿Qué acciones prácticas podrías llevar a cabo para mejorar este hábito en tu vida?