José y Emanuel

Escrito Por Danny Saavedra

“He aquí, la virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: ‘Dios con nosotros’”—Mateo 1:23 (NBLA)

¿Qué es lo primero que sabes sobre alguien cuando te lo presentan por primera vez? ¡Su nombre! ¿Por qué? Porque los nombres nos ayudan a recordar a las personas, a identificarlas y a saber con quién nos estamos comunicando.

Hoy en día, muchas personas elijen el nombre para sus hijos porque que creen que dicho nombre es bonito, genial o popular (busca los nombres más comúnmente utilizados para niños y niñas durante la década del 2000, cuando la saga Crepúsculo alcanzó su punto máximo de popularidad), rara vez profundizan en los orígenes y la etimología del nombre o su significado y herencia cultural. En la antigüedad, los nombres se daban por razones especiales. Isaac ("el que ríe") fue nombrado debido a la risa de Abraham y Sara cuando Dios les dijo que tendrían un hijo en su vejez. A Jacob ("el que sostiene el talón") se le dio su nombre porque nació "con su mano agarrando el talón de Esaú" (Génesis 25:26 NVI).

Los nombres en la Biblia son verdaderamente significativos porque a menudo nos dicen algo acerca de la persona. ¡Y puedo decirles con confianza que ningún nombre en la historia del universo tiene más significado o nos dice más acerca de una persona que el nombre mencionado en Mateo 1:23!

Un poco de contexto: José y María estaban comprometidos para casarse. Pero de alguna manera María quedó embarazada antes de la boda, y no de José. No es exactamente la boda perfecta, ¿verdad? Así que, después de enterarse de que María estaba embarazada, José canceló el compromiso.

Ahora, así como descubrimos hace unos días, José podría haberla avergonzado públicamente o haberla apedreado hasta la muerte. ¿Por qué? Porque como su prometida, era esencialmente como estar ya casados. Por lo tanto, quedar embarazada de alguien que no fuera él equivaldría a ser sorprendida en adulterio. Estaba en su derecho legal de seguir este camino. Pero Mateo 1:19 (NTV) nos dice que decidió romper el compromiso en silencio porque "era un hombre justo". Sin vergüenza, sin muerte; optó por una resolución tranquila y compasiva.

Pero antes de que pudiera seguir adelante con la ruptura del compromiso, fue visitado en un sueño por el ángel Gabriel, quien le confirmó que la historia de María era verdadera. En Mateo 1:20-21 (NBLA) dice: "Pero mientras pensaba en esto, se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciéndole: ‘José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. Y dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados’". Y todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor habló a través del profeta Isaías, quien dijo: "Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel" (Isaías 7:14NBLA), que significa "Dios está con nosotros".

En este punto, José podría haberse dicho a sí mismo: "¡Yo no me inscribí para esto! ¿Criar al Salvador? Yo solo soy un carpintero. No estoy equipado para esto. Esto es más de lo que esperaba. No cuenten conmigo". Pero no lo hizo. En cambio, cuando despertó, hizo todo lo que el ángel le ordenó.

José se enfrentó a una situación difícil. Se le pidió que se casara con una mujer que estaba embarazada antes de su boda y que soportara las críticas, los chismes y la vergüenza que seguramente seguirían. No se lee acerca de una gran boda de celebración para María y José. Es muy probable que se hayan casado en contra de la voluntad de ambas familias. Pero José, al igual que María, soportó esto con valentía y mostró su fidelidad al Señor al criar a Jesús como su propio hijo. ¿Por qué? Porque confió en el nombre de aquel a quien tendría el honor y el privilegio de criar y llamar "hijo".

Me encanta este pasaje; Me encanta este nombre. ¡Es el nombre perfecto para el regalo perfecto de Dios! Hay tanto consuelo, paz y belleza en él.

Mientras te preparas para celebrar la Navidad, recuerda que Emanuel vino a abrir un camino para que todos conocieran a Dios profunda e íntimamente, para salvarnos de nuestros pecados, para transformar nuestros corazones, para renovar nuestras mentes, para hablar paz a nuestras propias almas y para dar vida a nuestros espíritus (Juan 1:4-5). El Hijo de Dios dejó el cielo para que tuviéramos "el derecho de llegar a ser hijos de Dios" (Juan 1:12 NVI). Él hizo Su morada entre nosotros, murió por nosotros, y ahora hace Su morada dentro de nosotros. ¡Oh, qué nombre tan hermoso es este!

Pausa: ¿Por qué son tan importantes los nombres y títulos dados a Dios en las Escrituras?

Práctica: Haz un árbol genealógico y habla sobre la historia de tu familia. Pregúntales a tus padres por qué te pusieron el nombre que te pusieron. Si tienes hijos, diles por qué les diste sus nombres.

Ora: Jesús, mi Señor y Salvador, Te alabo usando todos los diferentes nombres y títulos que se te han dado en Tu Palabra: 1. Salvador 2. Redentor 3. Pan de Vida 4. Señor 5. Creador 6. Hijo del Dios viviente 7. Hijo Unigénito 8. Hijo Amado 9. Santo de Israel 10–14. Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz 15. Rey de Reyes 16. Cabeza de la Iglesia 17. El Todopoderoso 18. Alfa y Omega 19. Maestro 20. Rey de los Judíos 21. Sumo Sacerdote 22. Profeta 23. Profesor 24. Emanuel 25. Abogado 26. Mediador 27. Juez 28. Piedra Angular Principal 29. Autor y Consumador de Nuestra Fe 30. Cordero de Dios 31. El Buen Pastor 32. El Pastor y Obispo de las Almas 33. La Palabra 34. Fuente de Aguas Vivas 35. Roca 36. El Mesías 37. Vid Verdadera 38. Rama 39. Novio 40. Amanecer 41. Silo 42. El León de la tribu de Judá 43. La Estrella Brillante de la Mañana 44. La imagen del Dios invisible 45. Yo Soy 46. Hijo de Hombre 47. Carpintero 48. El Camino, la Verdad y la Vida 49. Rey de Israel 50. Cristo ("el Ungido"). ¡Esto es lo que eres! ¡Hoy, te agradezco simplemente por ser Tú! ¡Eres increíble, maravilloso y hermoso y amo todo sobre ti, mi precioso Rey y amigo! Amén.