El origen de la historia de Navidad

Escrito por Danny Saavedra

“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. En él estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en la oscuridad y la oscuridad no ha podido apagarla. Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo. El que era la luz ya estaba en el mundo y el mundo fue creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios. Estos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios. Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad” —John 1:1–5, 9–14 (NVI).

¿No te encanta una buena historia de origen? Cada gran héroe o protagonista tiene una historia convincente y apasionante que lo ubica en su camino. Piensa en Batman, Spider-Man, Luke Skywalker, Mulán o Moana. ¡Sus historias de sus orígenes nos muestran por qué se convirtieron en los héroes que fueron! Nos muestran los momentos y circunstancias que los llevaron a asumir su papel y revelan por qué son necesarios en sus respectivas historias.

Moana necesitaba emprender su viaje para salvar su isla, Luke Skywalker necesitaba convertirse en un Jedi para salvar la galaxia y Batman se sintió llamado a proteger la ciudad de Gótica. Al comenzar la temporada de Adviento, hoy vamos a ver la historia del origen de la Navidad.

Ahora, puedes estar esperando que miremos el Nuevo Testamento para hacer esto (tal vez Mateo o Lucas), pero ahí no es donde comienza la historia de la Navidad. El origen de esta historia se encuentra en realidad en el Génesis, y se remonta a la creación misma.

En Génesis 1:1 (NVI) dice: "En el principio Dios creó los cielos y la tierra". Bien, es posible que te preguntes: "¿Cómo es este el comienzo de la historia de Navidad?" Bueno, es aquí donde se nos presenta a Aquel de quien se trata la Navidad: ¡Jesús!

Juan 1:1 (NVI) nos dice: "En el principio era el Verbo..." La palabra griega aquí para Palabra es logos. El concepto de logotipos es una idea poderosa, compleja y hermosa. Verás, los pensadores de la antigua Grecia se preocupaban sobre todo por responder a las preguntas más importantes de la realidad.

¿Quién soy?

¿De dónde vengo?

¿Por qué estoy aquí?

Querían encontrar la verdad suprema, el propósito y la comprensión detrás de todo. Aquí es donde aparece logos. Para los griegos, el logos era la razón universal que se encuentra en todas las cosas y que da vida y significado al universo: pensamientos expresados en palabras, propósito expresado en realidad.

Los judíos tenían un término equivalente, memra, que proviene de la palabra aramea para "hablar", y se usaba para describir la actividad creadora de Dios, la fuerza dinámica que hacía fructificar la voluntad de Dios.

¿Qué tiene que ver esto con la Navidad? Bueno, ¡la Palabra que leemos en Juan 1 está hablando de Jesús! Mira Juan 1:1-3 (NVI, énfasis añadido): "En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir".

Jesús es la encarnación viviente de la Palabra de Dios. Él es Dios en la carne. Él es el que habló la voluntad de Dios para que existiera en el principio (Génesis 1:1-2; Salmos 33:9; Hebreos 11:3). Él es, como creía el pueblo judío, la fuerza motriz de la actividad y la voluntad de Dios, el que da identidad y valor a todas las cosas y, como creían los griegos, la razón universal inherente a todas las cosas (Juan 1:3). Él es la ley vinculante que sostiene todo lo que existe (Colosenses 1:15-17), dando propósito a todas las cosas.

Pero no se detiene ahí, amigos. Juan 1:14 (NVI, énfasis añadido) nos diceque el logos, el Verbo que mantiene unido el universo y por medio del cual toda la creación llegó a existir, "se hizo carne y habitó entre nosotros". Esta verdad se aclara en la profecía de Isaías en Isaías 7:14 y nuevamente en Mateo 1:23 (NVI) donde vemos el cumplimiento de la profecía que dice: "Lo llamarán Emanuel" (que significa "Dios con nosotros").

¡De esto se trata la temporada navideña! Dios se hizo hombre. El mismo corazón, mente, carácter, naturaleza, poder y voluntad de Dios se manifestó en forma humana. ¡Él se acercó para que lo conociéramos!

¡Él nos ama tanto que dejó el cielo para abrir un camino para que nosotros podamos entrar al cielo y pasar la eternidad con Él! Es por esto que el ángel le da instrucciones a José de ponerle el nombre de Jesús (Yeshúa: Dios es salvación) "porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mateo 1:21 NVI). Jesús se hizo hombre e hizo Su morada entre nosotros para que a través de Su nacimiento, vida, muerte y resurrección, Él pudiera hacer Su morada en nosotros, en nuestros corazones, y para que pudiéramos morar en Su reino para siempre.

Pausa: ¿Qué nos dicen las primeras cuatro palabras de la Biblia acerca de Dios?

Práctica: La Navidad se trata de cómo el Hijo de Dios se acercó, cómo hizo Su morada entre nosotros para salvarnos. ¡Hoy, cuéntale a alguien cómo Jesús cambió tu vida!

Ora: Amado Dios, gracias por ser un Dios personal que da sentido a todas las cosas. Gracias por amar y estar profundamente involucrado con Tu creación. Mientras nos preparamos para celebrar la Navidad, oro para recordar de qué se trata realmente esta temporada: cómo Tu Hijo vino a la Tierra y "habitó entre nosotros" (Juan 1:14 NVI) para que yo pudiera conocerte, tener una relación contigo y encontrar el verdadero significado y propósito en esta maravillosa vida que me has regalado. Amén.