Precursores abriendo el camino

Escrito Por Samantha Rodríguez

“Una voz proclama: «Preparen en el desierto un camino para el Señor; enderecen en el desierto un sendero para nuestro Dios’”—Isaías 40:3 (NVI).

“En esto un ángel del Señor se apareció a Zacarías a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se asustó y el temor se apoderó de él. El ángel dijo: —No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elizabet te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan. Tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán por su nacimiento, porque él será un gran hombre delante del Señor. Jamás tomará vino ni licor y será lleno del Espíritu Santo aun antes de su nacimiento. Hará que muchos israelitas se vuelvan al Señor su Dios. Él irá primero, delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y guiar a los desobedientes a la sabiduría de los justos. De este modo preparará para el Señor un pueblo bien dispuesto" —Lucas 1:11–17 (NVI) .

En nuestro mundo actual, hemos perdido de vista la importancia de los precursores. Debido a la tecnología, las redes sociales y las noticias, ya no necesitamos que las personas actúen como precursores. En el pasado, la gente tenía que ir físicamente de un lugar a otro con noticias e información para que esta fuera conocida.

Pienso en películas que representan tiempos pasados o guerras y siempre hay una persona encargada de transmitir la información. Entran corriendo en una habitación con la noticia de una batalla o un ataque anticipado. Se van corriendo para ir a decirle a alguien que una persona prestigiosa va a venir a la ciudad o a su casa. ¡Sin estas personas, nadie estaría preparado para la llegada de quien sea o lo que sea que venga!

En las Escrituras, hay una persona que es conocida por ser un precursor de Cristo. ¡Su propio primo, Juan el Bautista! El padre de Juan, Zacarías, era sacerdote en el templo y un día se le apareció un ángel en el lugar santo donde Zacarías estaba quemando incienso para el Señor. Este ángel le dijo a Zacarías que él y Elizabeth, su esposa, tendrían un hijo. No un hijo cualquiera, sino un hijo que cumpliría la profecía de Isaías 40:3.

Juan y Jesús solo se llevaban unos seis meses de diferencia, pero Juan comenzó su ministerio antes que Jesús, ¡preparando al pueblo de Israel para que Jesús comenzara el suyo! Lo hizo hablando con la verdad, siendo lleno y guiado por el Espíritu, y trayendo a muchas personas de vuelta al Señor en auténtica devoción y arrepentimiento. Vivió una vida sencilla en el desierto, denunció con valentía la hipocresía de los líderes religiosos y la apatía del pueblo judío, e instó a la gente a "arrepentirse, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:2 NVI).

En Lucas 1:17, el ángel dice que Juan "irá delante de Jehová, en el espíritu y en el poder de Elías". Esto es significativo porque Elías es otro ejemplo en las Escrituras de lo que hace un precursor. Elías vivió en una época en la que los israelitas adoraban al dios pagano Baal. Estaban viviendo en desobediencia y maldad, y Dios usó a Elías no solo para convencer al pueblo de su pecado, sino para exponer cómo sus dioses falsos no eran tan poderosos o dignos en comparación con el único Dios verdadero, Jehová, de Israel. Elías tuvo que luchar para entregar este mensaje debido a la resistencia que encontró, ¡pero también se aferró continuamente a Dios e inspiró un avivamiento!

Los hermosos ejemplos de Elías y Juan el Bautista nos recuerdan que Dios ha estado tratando de preparar a su pueblo para la llegada de Cristo durante mucho tiempo. Él siempre ha enviado mensajeros para recordarle a Su pueblo que deben mantenerlo en sus corazones como Rey, el lugar que le corresponde. ¡Todavía necesitamos que nos lo recuerden hoy!

El tema común de estos precursores es que cada uno de ellos predicó un mensaje de arrepentimiento y señaló a Dios. Arrepentirse significa apartarse del pecado y de la maldad y volverse hacia Dios con el deseo de recibir el perdón y ser purificado. Necesitamos arrepentirnos diariamente como una práctica de apartarnos de nuestro pecado y egoísmo y verdaderamente hacer de Dios el centro de nuestros afectos y devoción.

La venida de Jesús hizo que este mensaje fuera aún más importante porque Su sacrificio abrió un camino para que tuviéramos una relación personal e íntima con Dios como nunca antes se había tenido. Ahora, a través de Cristo, podemos tener el Espíritu Santo morando dentro de nosotros, lo que significa que Dios está realmente siempre con nosotros. Gracias a estas hermosas noticias, podemos seguir predicando el mensaje de esos precursores en nuestras vidas, porque otros necesitan conocer las buenas nuevas de Emanuel, Dios con nosotros. Su reino está aquí, pero todavía esperamos su culminación, y esa es la noticia de la cual debemos ser precursores hoy. ¡Cristo ha venido y vendrá de nuevo!"

Pausa: ¿Cómo preparó el mensaje de Juan el Bautista el camino para Cristo? ¿Qué era importante que la gente supiera acerca de su mensaje antes de que Jesús comenzara su ministerio?

Práctica: Ser valientes acerca de nuestra fe y señalar a Jesús con nuestras acciones no siempre es fácil. Hoy, desafíate a ti mismo a mostrarle a alguien más el camino a Cristo a través de tus palabras y hechos.

Ora: Padre Celestial, ¡gracias por ser tan intencional con Tu plan! Siempre pones personas en nuestras vidas que pueden redirigirnos a Ti. Gracias por el trabajo y el ejemplo de Elías y Juan el Bautista. ¡Gracias por Jesús y porque Su obra en la cruz y a través de la resurrección nos ha garantizado el acceso a Ti, la redención y el perdón, y el regalo de convertirnos en una nueva creación en Ti! Te pido hoy que me ayudes a llevar este mensaje con la misma audacia y fervor que Elías y Juan. Amén.