Elige perdonarMuestra

Confía en que Dios está contigo en el dolor.

Idea principal: ¿Dejarás ir el dolor y se lo entregarás a Dios?

El reto: Lleva todo tu dolor ante Dios.

«Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar. Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas» (Mateo 11:28-29).

Perdonar suena lindo, y en teoría lo es. Alguien te lastima, tú lo perdonas y continuas con tu vida. La realidad, en cambio, es que hay sentimientos involucrados, situaciones complicadas, y el proceso muchas veces conlleva dolor. Perdonar, al final de cuentas, no es tan simple.

Sería lindo poder ondear la bandera del perdón sobre las personas y las situaciones que te han lastimado, decir esas dos palabras, «te perdono», e inmediatamente sentirte aliviada y sin dolor. O, en lugar de enfrentarte a los sentimientos de tristeza y traición, ¿qué pasaría si enterraras tu dolor como si cavaras un agujero en el jardín, cubriéndolo para que parezca bonito y limpio, con la esperanza de que nunca vuelva a aparecer? Sin embargo, estas «soluciones» no proporcionan una libertad duradera.

Experimentar el perdón y la libertad verdadera, viene tras enfrentarse a la realidad y lidiar con el problema de una forma bíblica. Y no estás sola, Dios te ayudará a lidiar con la situación, y Él te dará gracia (Heb. 4:16).

Aunque reconocer la realidad de tu situación parezca añadir sal a la herida, en realidad puede ser una invitación para que el Señor haga Su obra de sanación en tu vida.

Dios no quiere que huyas de tu dolor, sino que corras hacia Él en medio de tu dolor, que te enfrentes a toda su furia, que lo afrontes, que dejes que Él te encuentre justo donde te duele y te dé la gracia para liberarte de cualquier atadura a ese dolor (Nancy DeMoss Wolgemuth, Escoge Perdonar).

Cuando no sepas por dónde comenzar en tu proceso de perdonar o cuando hacerlo parezca imposible para tu débil corazón, corre a Jesús. Puedes confiar en Él (Sal. 9:10).

Hazlo personal:

·¿Qué papel juegan tus sentimientos y tu fe a la hora de perdonar a los demás?

·¿Has estado huyendo del dolor que alguien te ha causado? Redirige tu huida hacia el Señor y expón todos tus sentimientos ante Él.