CÁNTICOS DE REFLEXIÓNMuestra

Salmo 2:1-12

El segundo Salmo de la Biblia incluye aspectos donde podemos fácilmente sentirnos representados frente a la presión anticristiana y antihumana a la que se nos somete en este mundo. Sin embargo, resulta especialmente reconfortante verificar siguiendo las palabras del Salmo que, a pesar de todo, de todas las dificultades, no estamos solos, contamos con Dios, o, mejor dicho, Dios quiere contar con nosotros.

El decreto del Señor (v.7) dice que este Rey es el Hijo de Dios y también el Dueño y Juez de todas las naciones (vv. 8-9), y que toda la historia del mundo va hacia el reinado perfecto del Mesías sobre toda la tierra.

Algunos cristianos suelen pensar en Jesús solo como un hombre manso y humilde, caminando con un corderito sobre sus hombres y que nunca se enoja. Y sí es manso y humilde, pero para sus enemigos, es un juez aterrador que los quebrantará con vara de hierro, desmenuzándolos como vaso de alfarero (v.9). Los líderes rebeldes de las naciones no prosperarán para siempre y el Rey verdadero sobre toda la historia tendrá la última palabra, trayendo justicia y juicio para todos los que viven en rebeldía. Y no es solo para los líderes de las naciones sino para todo ser humano que vive contra el Señorío de este Rey Ungido de Dios.

En los últimos tres versículos (vv. 10-12), el Salmista advierte a los reyes de la tierra cómo deben responder a este Rey y Juez justo. Dios no tiene por qué darles la oportunidad de escapar de su ira ardiente contra su pecado y rebelión, pero en Su gracia, les advierte. En otras palabras, Dios ofrece el Evangelio a los reyes, jueces y todo ser humano que se ha rebelado contra Él. Para escapar de la justa ira de Dios es necesario el sometimiento a Su Señorío sobre el mundo, adorándole con reverencia y temor (v.11) y honrando a Su Hijo el Rey verdadero (v.12).

Me encanta cómo termina el Salmo: “¡Cuán bienaventurados son todos los que en Él se refugian!”. Solo cuando nos refugiamos en Cristo, recibiendo Su perdón y bendición, podemos estar en el lado correcto de la historia. Toda la historia está esperando el Reino perfecto de nuestro Rey, y nuestro papel es proclamar Su Evangelio a todas las naciones (Mateo 28:18–20). Todavía están a tiempo los reyes y naciones rebeldes de la tierra para entrar el refugio de Cristo y ser salvos de Su ira.

Reflexionemos

Cuando creemos en Jesucristo y nos arrodillamos delante de Él en arrepentimiento, entramos en el refugio de Cristo y podemos escapar de Su ira que “puede inflamarse de repente” (v. 12). El Rey va a ser un enemigo terrible para nosotros o el mejor Amigo, Maestro, y Rey imaginable. Todo depende en nuestra respuesta a Su Evangelio. Este Evangelio nos llena de esperanza en nuestro gran Dios y Salvador. Sí, todavía es difícil vivir en un mundo que está rebelado contra Dios, pero sabemos que nadie jamás podrá quitarnos esta bendición de amistad eterna que tenemos en Cristo. Hoy es un buen día para desechar toda rebelión y agradecer Su amistad.