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CÁNTICOS DE REFLEXIÓN

DÍA 10 DE 21

Salmo 131:1-3

Este siguiente Salmo de David es uno de los más cortos, pero uno de los que se tarda más en aprender. Habla de un niño, pero contiene la experiencia de un hombre en Cristo.

Cuando la madre da el pecho a su bebé se establecen unos lazos muy fuertes que duran toda la vida. El niño recibe mucho más que la leche. Está conectado a la madre, come de su cuerpo, siente su olor, el calor de su cuerpo, su respirar, el latir de su corazón, está siendo abrazado al comer y son como uno. Cuando es destetado, protesta. Se queja. Pero aceptar el cambio es parte del proceso de maduración. Es destetado, pero no abandonado. Ya no es un bebé. Está aprendiendo a andar, pero tampoco es un adulto independiente. Necesita aprender a confiar en su madre en esta nueva etapa de la vida. Ella está presente y pendiente de todas sus necesidades.

El salmista está diciendo que no está quejándose y ansioso porque ha sido destetado, sino quieto, y confiado: “He acallado mi alma como un niño destetado de su madre”. Es una etapa interesante entre estar totalmente indefenso, y la independencia.

No todo hijo de Dios puede ser destetado pronto. Algunos son niños que maman cuando uno podría esperar ya que fueran padres; otros son difíciles de destetar, y lloriquean, y gritan, y patalean, y se enfurecen contra la disciplina de su Padre Celestial.

Cuando creemos que ya hemos sido destetados, descubrimos con tristeza que los antiguos apetitos han sido adormecidos más bien que muertos, y empezamos a llorar de nuevo pidiendo el pecho al que ya habíamos renunciado. Como pastora, puedo asegurar que esto ocurre con demasiada frecuencia.

Ser destetados describe nuestra relación con Dios. Cuando somos destetados y nuestra vida espiritual está en un estado óptimo de desarrollo de madurez, obviamente ya no somos bebes, pero tampoco nos hemos desentendido de Dios, ni Él de nosotros. El creyente al madurar nunca madura para ser independiente de Dios, sino para entrar en una relación de confianza en Él al aprender a defenderse y hacer por sí mismo las cosas que puede, y dejar con Dios lo que Dios solo puede hacer. El Señor no nos trata como indefensos bebés, sino como hijos pequeños, madurando, pero siempre teniendo necesidad de Él.

Necesitamos tener humildad para no pensar que, porque estamos aprendiendo a andar, pues ya lo dominamos todo. Hay muchas cosas que no entendemos: “Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado sublimes para mí” (v.1). Necesitamos la humildad de un niño para aceptar que hay cosas demasiado sublimes para nuestra mente finita, no podemos explicarlo todo. No hay que tener un tipo de sistema teológico y meter todo dentro para poder explicarlo y dominarlo. Lo mismo con el sufrimiento de la vida: siempre tendremos muchos incógnitas. No entendemos por qué nos pasan cosas que nos provocan dolor profundo. La humildad no da lugar a la aflicción, razonamiento o a dar mil vueltas y exigir explicaciones a Dios; nuestra actitud es más bien la de quien reconoce que no entenderá ciertas cosas hasta que lleguemos al cielo, y mientras tanto, se confía y se espera en el Señor. “Espera oh Israel en Jehová, desde ahora y para siempre” (v. 3).

Reflexionemos

La espera en Dios es bonita. ¡Nunca se sabe lo que Dios puede hacer! El creyente destetado y maduro ha cultivado estas cosas: humildad, confianza en Dios, quietud de alma en cuanto a todo lo que no entiende, y esperanza para el futuro. Esto no es un optimismo humano, sino fe en que Dios estará conmigo no importa lo que el futuro depara; en todos los cambios que trae la vida, desde ahora y para siempre, Él me ayudará.

Escrituras

Día 9Día 11

Acerca de este Plan

CÁNTICOS DE REFLEXIÓN

¿A quién no le gusta entonar una canción? Ya sea, en el auto, la ducha, mientras realizas tus quehaceres y demás, la música es parte de nuestro diario vivir. Sin embargo, hay una gran diferencia entre entonar alabanzas y reflexionar en ellas. El salmista David sí que entonó alabanzas a todas horas y en toda circunstancia. La pastora Glenda Liz Amador nos invita a reflexionar en veintiuno de sus Salmos; cánticos de reflexión plasmados en las Sagradas Escrituras.

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Nos gustaría agradecer a Iglesia Tabernáculo de Evangelización por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.iglesiatde.today/