BUSCA LA SABIDURÍA PARA ACTUAR CON AMOR Y MISERICORDIA

A lo largo del ministerio de Jesús, que podemos leer en los primeros libros del nuevo testamento, vemos distintos encuentros de Él con todo tipo de personas. Había personas que lo seguían por Sus enseñanzas, personas que venían a Él por sanidad o libertad, otros que venían arrepentidos de sus pecados y que esperaban poder cambiar su vida, personas que venían solamente a escuchar quién era ese hombre del que tanto se hablaba y aún otros que venían a acusarlo. Cada vez que leamos estos libros, analicemos cuál era la actitud de Jesús hacia todo tipo de personas. No importa cuál fuera la razón por la que ellos vinieran a Él, siempre los trataba con amor, misericordia y perdón. Cuando Jesús hablaba, las personas se arrepentían y creían en Dios. Eso no lo lograba a través de causarles culpa o vergüenza, si no que esa misma santidad y amor, llevaba a las personas a reconocer su maldad y arrepentirse de sus pecados. La lectura de Proverbios de hoy es de los versículos más conocidos y nos habla de nuestra posición delante de nuestros enemigos. Ambos pasajes nos hablan sobre pagar a nuestros enemigos el mal que nos hicieren con bondad, pues además de que no podemos dejar que el mal nos gobierne si no que sea el amor de Dios el que esté en nosotros, también nos dice la Biblia que el mal se gana con bien. ¿Por qué? Porque cuando alguien nos insulta o nos lastima, lo último que está esperando es una respuesta llena de esa misericordia y gracia que solo el Señor puede poner en nosotros.

Hay algo importante de entender en esto y es que nuestra actitud al hacer estos actos de bondad también es importante. No podemos leer este versículo, entender que debemos pagar mal con bien y entonces decidir hacer bien a la otra persona pero con una actitud en nuestro corazón que dice ¨Voy a tratarlo bien para que vea que aquí la única persona mala es el/ella y se sienta culpable¨, porque eso pierde el propósito. No vamos a ser bondadosos con otra persona para que se sienta condenada, si no que es el amor y la misericordia verdadera de Dios en nuestro corazón la que se va a mostrar a través de nuestros actos y entonces va a generar el cambio en la otra persona. ¿Esto quiere decir que es fácil? ¡No! No dice que estas personas vayan a ser personas con las que simplemente no convivimos, si no que habla de nuestros enemigos, personas que nos han lastimado, que nos han hecho mal, que nos han despreciado o que han marcado nuestra vida de forma negativa. Pero no podemos caer en actuar conforme a actitudes negativas porque entonces dejamos de mostrar verdaderamente el corazón de Dios. Era tan real el amor, la misericordia y la gracia de Jesús, que no podía actuar de otra manera. Esa era y es Su naturaleza, y esa debe ser nuestra forma de actuar. ¿Qué fue lo primero que sentiste cuando te acercaste a Dios? Nosotros tampoco merecíamos recibir la misericordia y el perdón de Él, pero aún con nuestros pecados, aún con la cantidad de veces que lo habíamos lastimado con nuestras acciones, nos entregó el perdón. Lo increíble de Dios es que Él siempre va más allá. No solo nos perdonó si no que nos entregó todas las bendiciones que le pertenecían a Jesús, aunque no nos las merecíamos. Puedes pensar que tus enemigos no merecen bondad, que no merecen que los alimentes cuando tengan hambre o que les des agua cuando tengan sed, pero siempre recordemos lo que Jesús estuvo dispuesto a hacer por nosotros aún sin saber si un día reconoceríamos Su sacrificio.

Pidámosle al Señor que nos llene de Su amor para actuar como Él nos pide en Proverbios o Romanos. No seamos vencidos por el mal, sino venzamos con bien el mal, con bien que venga desde un corazón y una actitud correcta. No actuemos esperando el arrepentimiento de la otra persona, sino sabiendo que estamos haciendo la voluntad de Dios y un día veremos nuestra recompensa en los cielos.