BUSCA LA SABIDURÍA PARA NO MURMURAR

La porción de Proverbios que leímos hoy nos habla sobre la leña y el fuego. Hay ciertas cosas clave que se necesitan para encender una fogata, pero una vez encendida es necesario seguir echándole leña para que el fuego se mantenga vivo el tiempo que queramos. Si queremos que se termine de consumir, simplemente dejamos de ponerle leña y en algún momento va a apagarse. Proverbios nos dice que el chisme es como ese fuego.

Hay distintas ocasiones en las que la Biblia nos habla sobre el chisme y una de esas ocasiones está en Números. Moisés era el hombre que Dios había escogido en ese tiempo para mostrarse a él, revelarle y hablarle sobre cómo guiar al pueblo de Israel. Era él quien lideraba al pueblo y actuaba como ese canal de comunicación entre Dios y ellos. Un día, Miriam y Aaron decidieron criticar algo que Moisés había hecho y empezaron a poner en duda si realmente era necesario escucharlo y obedecerlo como su líder. Dios se dio cuenta de lo que estaban murmurando y decidió confrontarlos delante de Moisés. ¿Por qué hizo esto? Porque Dios está en contra del chisme, la murmuración y la contienda, sobre todo entre sus hijos. Volviendo a Proverbios, éste compara al chisme con fuego ya que necesita de personas que estén dispuestas a escucharlo, creerlo y compartirlo con otras personas para seguirse expandiendo. El chisme es una de las debilidades que tenemos como seres humanos, no necesariamente por malicia, pero sí por ser muy curiosos. Los medios cada vez están más basados en chismes para entretener a las personas, esto es porque eso es lo que a la gente le gusta consumir y se ve reflejado en sus números. La Biblia compara al chisme con bocados delicados que entran a nuestro interior y los recordamos y meditamos constantemente. Esto se refiere a que el chisme es algo que disfrutamos aún siendo algo que no es correcto. ¿Qué es lo que Dios pide de nosotros Sus hijos en lo que respecta al chisme? Que refrenemos nuestra boca de cualquier maledicencia. No dice específicamente que nos refrenemos de murmurar mentiras, si no de cualquier palabra que no vaya a ser de edificación para otros.

Quienes vengan a nosotros con un chisme, deben encontrar en nosotros personas que detienen esa murmuración para que no se siga propagando, personas que saben refrenar su boca para hablar solo lo que Jesús hablaría sobre otras personas. Algo que me ha servido mucho cuando se trata de evitar entrar en chismes en mis conversaciones con otros, es pensar: ¨ ¿Dios estaría cómodo en esta conversación? ¿Estaría de acuerdo con lo que tengo que decir sobre esta persona? ¨. Si no es así, entonces algo estoy haciendo mal. Los sabios saben usar sus palabras para bendecir y no para maldecir, sea delante de la persona o cuando no está presente.