Tiempo De MadurarMuestra
Venciendo a la tentación
Las pruebas purifican la fe; la fe produce la paciencia; la paciencia la perfección; y la perfección es recompensada en el cielo. Por el contrario la concupiscencia provoca tentación, ésta engendra al pecado, y el pecado a la muerte. Hay una gran diferencia entre prueba y tentación, e incluso, en ocasiones se combinan. Con todo, el llamado del Señor es a vencer en ambas.
Bienaventurado el que soporta la tentación.
Cuando las Escrituras llaman “bienaventurado” al creyente, es porque es su oportunidad de ser galardonado como victorioso. El fuego prueba los metales; la tribulación nuestra fe; la tentación es nuestra oportunidad de decidir hacer lo correcto, de reiterar nuestra decisión de caminar con Dios.
Tenemos el deber de resistir la tentación. De otra forma ¿Cómo podemos ser galardonados? La templanza de un metal solo es corroborada o probada mediante el impacto de un fuerte golpe. Así el creyente es aprobado al superar la tentación.
Dios no nos tienta
El Dios infinitamente Santo y bueno no puede de ningún modo obrar por un motivo malo ni puede impulsar a nadie a obrar el mal (Sal.145:9). Si leemos con detenimiento Santiago no culpa al diablo de las tentaciones, pero si, nos muestra el papel importante que juega en ello.
El problema es más de fondo: el corazón del hombre. El origen del veneno que la tentación lleva en sí está en nuestra concupiscencia (Gr. Epithumía). Esto es como presentar un “cebo” en la pesca o una presa en la caza. Una persona al ser sorprendida por la tentación, siente dentro de sí una especie de “atracción” hacia el objeto de la tentación; en la oportunidad (placer, dinero, prestigio, poder, etc.) que la tentación presenta, nuestra concupiscencia percibe el cebo con que la persona es atraída y seducida.
Ceder a la tentación es como ser seducido.
La concupiscencia como una mujer que seduce, concibe y da a luz; con ello nos muestra el proceder de la tentación:
A)La Seducción. Algo que atrae poderosamente nuestra atención, puede todavía ser resistido, es el momento de tomar una decisión. Si el tentado presta su consentimiento, la concupiscencia concibe, es decir se siembra dentro del corazón.
B)La Gestación. Cuando ha cumplido su tiempo nace el pecado. Como el niño tiene vida antes de nacer, así también el pecado es una realidad aun antes de aparecer al exterior. Nos envolvemos en lo que fuimos seducidos, lo practicamos, lo vivimos, lo pensamos, lo anhelamos.
C)La Consumación. El pecado siendo consumado, da a luz la muerte. El pecado consumado produce su fruto: la muerte, la cual es también su paga (Ro. 6:23). La vergüenza, el dolor. Todo ello le acompaña, lo que parecía apetitoso era solamente lo que nos coloco en el “anzuelo” de la muerte.
Santiago concluye diciendo: “no erréis” de Dios no puede proceder el mal. Él es el dador de toda buena dádiva. Por ello también, es bueno recordar sus promesas: “no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir sino que dará juntamente con la tentación la salida” 1Cor.10:13. Otra es: “sabe el Señor librar de tentación a los piadosos..” 2Pe.2:9. Dios es bueno, podemos vencer la tentación. Oremos continuamente con la suplica del Señor al Padre: “No nos dejes caer en tentación...”.
Acerca de este Plan
El hecho de llevar muchos o pocos años en el Evangelio no quiere decir que necesariamente seamos maduros en la Fe. Este plan tiene ese propósito, ayudar a madurar nuestra vida cristiana.
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Nos gustaría agradecer a CFN Cancún por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://www.facebook.com/cfncancun