Sabiduría, Fe y Constancia

La sabiduría me ayuda a conducir mi vida, la fe a obtener lo necesario para ella y la constancia a conservar mi camino y cuidar lo que Dios hace en mí. Estos tres principios nos ayudan a permanecer en victoria.

Sabiduría

Santiago nos anima a pedir sabiduría si consideramos que nos hace falta, la cual Dios dará abundantemente y sin reproche. La sabiduría tiene un principio y este es: El temor del Señor (Pro.1:7), no podemos pretender tener sabiduría sin conocer a Dios y como una consecuencia natural temerle. La sabiduría nos ayuda a conducirnos en este mundo, tomar buenas decisiones y aplicar lo que sabemos de manera correcta. 

Hay 3 aspectos de la sabiduría que serán una brújula para tomar acciones correctas y buenas decisiones: JUSTICIA, JUICIO Y EQUIDAD.  Si filtramos todo nuestro proceder con estos 3 aspectos, actuaremos sabiamente. Pro.2:6-10

JUSTICIA (Tsédeq) Es la cualidad que regula nuestra relación con Dios. Puedo acercarme  a Él confiadamente por la justicia de Cristo (Ro.3:21-26) y por la fe apropiarme de ella. El temor del Señor me aparta del mal y me permite conservar la justicia de Dios. Si recuerdo cada día que mi Señor me perdonó y estoy en deuda de gratitud con Él, esto me ayudará a buscar siempre honrarlo con mis acciones.

JUICIO (Mispat) Equivale a honradez en nuestro trato con los demás. Actuar de manera honrada es la característica de alguien que conoce a Dios que todo lo ve, aunque otros no nos ven, Dios sí.

EQUIDAD (Mesharim) Recto. Expresa la rectitud o integridad del creyente consigo mismo. Nuestro caminar no tiene desvíos, caminamos en los parámetros que nos indica la Palabra, ¿La conoces? ¿La estudias?

Al trabajar con esto en nuestras vidas, no tendremos que preocuparnos si hacemos bien o mal, hacemos las cosas para agradar a aquel que nos amo.

Pidiendo con fe

Este es el elemento fundamental para recibir del Señor y para agradarle (He. 11:6), dudar de que Dios pueda hacerlo es en si mismo ofensa a Dios ¡Claro que Él puede! Dudar que Él quiera hacerlo habla de nuestro poco conocimiento de su voluntad y en especial de su corazón, como sea, tampoco podemos agradarle, pues nuestro corazón está lejos de Él. Acércate cada día más a Él! Disipa tus dudas antes de pedirle y recibirás.

La duda o incredulidad es lo opuesto a la fe. Esta no agrada a Dios y es un obstáculo para recibir de Él (Mt. 14:22-33) 

Constancia en el creyente

El termino doble animo es: doble alma (dípsukhos) “Por una parte espera ser escuchado, y por otra teme que Dios no le oiga”, es inconstante en todos sus caminos, es decir inconstante en toda su conducta. Eso es una consecuencia lógica de tener el corazón dividido. Por un lado creemos y por el otro dudamos, esto nos hace inestables; nos falta firmeza. Santiago hace referencia al hombre de doble ánimo,  aparentemente este versículo sale fuera del contexto pero en realidad es una consecuencia natural de no tener sabiduría y de no vivir una vida de fe. Teniendo los dos primeros principios (sabiduría y fe) el creyente tiene una base firme y constante. Firmeza de carácter, de proceder y de fe.

Así que en primer lugar evaluemos si estamos conduciendo con sabiduría nuestra vida. En segundo lugar, pidamos a Dios con fe, nada recibiremos de Dios con duda en el corazón. Y por último, la inconstancia debe ser erradicada y cambiada por la constancia

¿En medio de que situación te encuentras? ¿Estás allí porque te faltó sabiduría? ¡Pídesela a Dios!, a veces pedimos que Dios nos saque de lo problemas en los que nos metimos pero... ¿No sería mejor pedirle que nos dé sabiduría para no volver a meternos en esos problemas?