Ciudadanos Del Reino De Los CielosMuestra
Las dos preocupaciones; Nosotros o el Reino
Meditaremos en qué es lo que motiva nuestra vida y así define nuestras acciones y prioridades: La búsqueda de la seguridad material o la búsqueda de la expansión del Reino de Dios.
Comienza diciendo “Por tanto os digo”, esto es: por lo anterior te digo que..., Recordemos que habla de elecciones, entre tesoros del cielo o la tierra, visión terrenal o celestial, servir a Dios o a las riquezas, y ahora: en que te preocuparás, tu sustento o el Reino.
Jesús dio por sentado que todos los seres humanos “buscan”. Necesitamos algo por lo cual vivir, algo que dé significado a nuestra existencia, algo a lo cual entregar nuestro corazón y nuestra mente y que incansablemente buscamos para darle propósito y sentido a nuestra vida. Jesús dice que para el mundo lo que da propósito a sus vidas es la acumulación de lo material. La pregunta es: ¿Para un hijo del Reino será lo mismo?
La ambición tiene que ver con nuestras metas en la vida y con nuestros incentivos para perseguirlas. La ambición de una persona es lo que define sus acciones, y su motivación interior más profunda. Una vez más nuestro Señor simplifica el problema para nosotros, reduciendo a dos las metas de vida que se presentan como alternativa. Las coloca una frente a otra, invitando a sus seguidores a no preocuparse por su propia seguridad (alimento, bebida y vestido), porque esa es la obsesión de “los gentiles” que no lo conocen, sino más bien preocuparse del reino y la justicia de Dios, y de su expansión y triunfo en el mundo.
Ambición mundana: nuestra propia seguridad material. Absorberse en las comodidades materiales es una preocupación falaz. “La provisión prudente para el futuro está bien; la ansiedad atormentadora, está mal’. ¿Por qué está mal? Jesús dice que esta clase de preocupación obsesiva es incompatible con la fe cristiana.
La ambición cristiana: el reino de Dios y su justicia. Las ambiciones para uno mismo pueden ser muy modestas (lo suficiente para comer, beber y vestirse, como en el Sermón) o pueden ser grandiosas (una casa mas grande, un vehículo más rápido, un salario más alto).
Las ambiciones por causa de Dios, no obstante, si van a valer la pena, nunca pueden ser modestas. ¿Cómo podríamos estar contentos con que Él adquiriera solo un poco más de honor en el mundo? No. Una vez que tenemos claro que Dios es Rey, entonces anhelamos verlo coronado de gloria y honor, como corresponde a su verdadero lugar, qué es el lugar supremo. Nos volvemos ambiciosos de que su reino y justicia se extiendan por doquier.
Cuando ésta sea genuinamente nuestra ambición dominante, entonces, todas estas cosas les serán añadidas (es decir, nuestras necesidades materiales nos serán provistas). Pero no habrá nada malo en tener ambiciones secundarias, ya que estarán al servicio de nuestra ambición primaria y no en competencia con ella.
¿Qué es lo que nos da propósito y sentido a la vida? ¿Qué estamos buscando incansablemente y está definiendo nuestro propósito y felicidad? ¿Qué preocupaciones menciona Jesús en 6:25? ¿Qué aspectos de la vida te hacen estar preocupado? ¿Cuál es la relación entre la preocupación y la fe?
Ora sobre cómo puedes procurar lo que es importante para el reino de Dios y no preocuparte por tu propia seguridad.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Cómo es un verdadero ciudadano del Reino de los cielos? Descúbrelo y con la ayuda del Espíritu Santo, dejemos que nuestra vida sea transformada por la Palabra y la oración en lo que el Señor desea ver en nosotros.
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