Ten ÁnimoMuestra

Las águilas son animales muy particulares y majestuosos, cuentan con una visión impresionante, una rapidez difícil de superar y una gran fortaleza. 

Son imponentes, ágiles, inteligentes y poderosas. Las águilas gobiernan los cielos y son símbolo de grandeza, sin embargo, de tiempo en tiempo, las águilas pasan por un proceso difícil, una temporada donde se renuevan, donde cambian sus plumas y ellas mismas deben arrancarse el pico. Es un tiempo complicado y doloroso, por eso ellas buscan vivir ese proceso en un lugar seguro y apartado, buscan estar en soledad. Así es como ellas experimentan ese dolor transformador. 

Es un asunto que puede ser difícil de explicar, pero que para ellas es necesario vivir. Si te detienes a pensarlo puedes descubrir que eso mismo pasa muchas veces en nuestras propias vidas. Cuando el águila está en esta etapa no está surcando los cielos, gobernando las alturas ni infundiendo respeto a sus presas. Mucho menos está sobrevolando tormentas. Ella está en proceso de transformación y por ello está viviendo dificultad, pero no debe haber confusión, ella no se está destruyendo, al contrario, se está volviendo más fuerte, más ágil, más capaz.  

Ten presente lo siguiente: que por una temporada no estés volando alto, no quiere decir que no volverás a volar. Que parezca que estás quebrado y herido no quiere decir que siempre estarás así.

Aprendamos de las águilas, aprendamos a atravesar nuestros momentos difíciles. Los que ponen su confianza en Dios serán como águilas, no solo por la capacidad de volar alto y de surcar grandes distancias a increíbles velocidades, sino que también serán como águilas, porque en los tiempos de dolor y dificultad serán transformados para ser mejores. 

Si estás atravesando un momento difícil, decide que sea para convertirte en alguien mejor. Si sufres, que sea porque te estás despidiendo de quien eras antes para darle paso a alguien nuevo, lleno de fe, fortalecido y con un corazón lleno de Dios. 

Que todo sea para cambio, que valga la pena lo que atraviesas. Espera en Dios, sé cómo el águila, vive tus procesos y luego atrévete a elevarte nuevamente. 

Ten ánimo ¡Volverás a volar!