Ten ÁnimoMuestra

Entiendo que las batallas diarias que experimentas pueden ser muchas y parecieran ser interminables. Que hay un sinfín de obstáculos grandes y pequeños, visibles e invisibles, que te pueden hacer muy difícil el transitar del día a día y que para colmo, hay personas que en lugar de tener la determinación de ayudarte, parecieran estar interesados en aumentar la presión que ya hay sobre ti, es decir, no cooperan para solucionar sino que parecieran estar comprometidos con añadir problemas, sin embargo, quiero animarte a cobrar ánimo, entre tantas dificultades hay una respuesta de tu Padre Celestial quien te ama y tiene planes para ti. 

La posibilidad de reponerse a toda calamidad, cansancio, agotamiento, desgaste, decaimiento es: ¡Esperar en Dios!

Pero esperar en Dios no se trata de quedarse en una postura pasiva, como contemplando a la nada y en actitud de que estás esperando que pase una catástrofe. Eso no es esperar en Dios, por el contrario, esperar en Dios es poner toda esperanza en Él y cuando hacemos esto nuestro corazón experimenta un cambio, pasamos de angustia a calma, de tribulación a estabilidad, de miedo a confianza y de debilidad a fortaleza. 

El que espera en Dios no está aupando desgracias, ni está regodeándose en lamentos, ni a la espera de que la tragedia suceda y simplemente se quede así. El que espera en Dios sabe que Él tiene la última palabra y que Sus planes son de bien, más allá de lo que humanamente podamos comprender.

El que espera en Dios tiene una actitud como ese personaje que encontramos en los libros y las películas, ese que sabe algo que los demás no saben y que está seguro de que eso que sabe es lo que va a cambiar todo. 

Aunque todo caiga, aunque tus pies se resbalen, Él no te dejará caído. Aunque todo este oscuro, Él puede encender esa luz que alumbra todo y aún en oscuridad te puede llevar de Su mano. 

Ten ánimo. Si tu esperanza en Dios ¡las cosas no están perdidas!