Ten ÁnimoMuestra

La verdadera ruina no llega cuando estás en la quiebra, rodeado de problemas o adversidad sino que llega cuando en medio de cualquier circunstancia te asumes como derrotado y te entregas a la imposibilidad. Cuando te niegas a creer que hay soluciones y asumes que no hay nada más que hacer. 

No debemos perder la fe, no debemos perder la esperanza, pero eso sí, una fe genuina, no una fe mística o sin sentido.  La fe es garantía y certeza, convicción y seguridad en Dios. La fe es creer que Dios hará lo que dijo que haría y que puede hacer más allá de lo que nosotros podemos hacer o entender. 

La fe no se trata de que Dios haga lo que tú y yo queremos que el haga o que cumpla nuestras órdenes como si fuera una especie de esclavo cósmico, de hecho, si Dios obedeciera a nuestras órdenes ¿Qué clase de Dios sería?, pero bueno, tema de otro día. 

En cierta ocasión llegó un hombre a buscar a Jesús y le dijo: ayúdanos, si puedes, y la respuesta de Jesús fue ¿Cómo que sí puedo?, es algo como si le dijera: vamos hombre ¿estás hablando en serio? Como que si puedo, yo soy Dios… Sabes, el asunto no es si Dios puede sino si lo que pides está en Su voluntad y es el momento. Pero Él siempre puede. 

Dios no tiene límites, no hay imposibilidad en lo que Él puede hacer o cómo puede hacerlo.  Cuando nos encontramos en ciertas circunstancias, tendemos a querer encontrar soluciones, de manera natural, tratamos de pensar en las opciones, pero debemos detenernos y tener en cuenta que estamos limitados, no somos capaces de pensar lo que Él piensa, por lo tanto, lo mejor es someternos a su soberanía y sabiduría y ¡que todo salga como Él quiera!

Tener fe en Dios es distinto a tener fe en ti. Cuando se termina lo que nosotros podemos entender, hacer o provocar, aún queda una infinidad de posibilidades para el Señor. Que tú no puedas comprender algo no quiere decir que Él no lo puede hacerlo, abre tu corazón a la fe, ciérralo a la incredulidad y a la idea de que Dios está sujeto a algo o alguien. El es soberano, sus opciones son ilimitadas y Su voluntad siempre será lo mejor, por lo tanto, en Sus manos no estás arruinado. 

Ten ánimo ¡Aún hay mucho que puede suceder!