Ten ÁnimoMuestra
La decepción nos deja en una muy mala posición. Es una semilla muy peligrosa y cuando la sembramos en nuestra alma, crece lentamente, pero con mucha fuerza.
La decepción es sumamente hábil para buscar aquello que la alimenta y encontrar señales que le permitan confirmar que pertenece ahí en el terreno más profundo de nuestras almas.
Cuando lo que esperamos no llega a tiempo, puede decepcionarnos y afectar nuestra fe, la esperanza demorada asemeja a una decepción vivida. Si tenemos una decepción es porque esperábamos algo que no sucedió o alguien no cumplió. Acumular decepciones va afectándonos y si lo permitimos, llegará a tenernos totalmente minados, llenos de desánimo y frustración. Esto trastoca nuestra pasión y hace que no amemos lo que debemos estar amando y a quien debemos estar amando. Es que la decepción nos va rompiendo el corazón, desgastándolo y robándonos las fuerzas.
Si avanzas por el camino de la decepción llega un día que ya, todo termina, renuncias, aunque estés ahí, te desconectas aunque estés bajo el mismo techo, abandonas, aunque te sigas presentando, es como que te sientes muerto a pesar de estar vivo. Es como un sentimiento de vacío que no puedes explicar, una ausencia interior que te incomoda.
Despide tus decepciones, vuelve a tener expectativas sin temor ni reservas, no pienses que volverás a ser herido nuevamente, busca con ahínco nuevas oportunidades, dale una oportunidad a la vida y a quien te rodea, deja atrás la decepción porque la misma es una poderosa arma de destrucción.
Ten ánimo ¡Vuelve a creer!
Escrituras
Acerca de este Plan
Cuando estas tirado en la lona y todo se pone difícil, puedes llegar a perder las esperanzas y hasta sentirte derrotado, sin embargo, no debes cegarte ni cerrarte a las posibilidades, independientemente del momento en el que te encuentras, aún Dios puede obrar ¡Ten Ánimo!
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Nos gustaría agradecer a Abraham Figuera Alvarez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://afiguera.me/