Ama a Dios, ama a tu familia.Muestra

Decido perdonar a mis padres 

En el libro de Génesis vemos la historia de un hijo que fue herido por sus padres. El nombre de nuestro personaje es Esaú. El amor que Esaú recibió de su papá era condicional y su mamá prefería a su hermano; esto produjo una raíz de amargura en él. 

En Génesis 26 vemos que Esaú se casó con mujeres hititas (no eran judías) y esa decisión fue una fuente de amargura para sus padres. Tal vez te has visto tomando venganza por algo que tus papás hicieron para herirte, les has dejado de hablar, los has tratado como ellos te han tratado a ti; como Esaú, les has devuelto amargura por amargura. Pero no has notado que a la única persona que perjudicas es a ti mismo. Esaú al casarse con mujeres hititas estaba renunciando a educar a sus hijos como judíos y, por lo tanto, fuera de las promesas de Dios. En Hebreos leemos que, aunque Esaú procuró con lágrimas la primogenitura, no la obtuvo jamás. 

En Mateo 6 vemos a Jesús enseñando a sus discípulos a orar, ese modelo es el que diariamente deberíamos seguir, y en este modelo se menciona: “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”. Tal vez sientes que tu papá te debe su presencia y su amor, o que tu mamá te debe más atención y tiempo. Pero hoy Dios te está llamando a soltar esa deuda.

Colosenses 6 nos reta a ser comprensivos con las faltas de los demás y a perdonar a otros como Jesús a nosotros. Dios desea que te vaya bien en todo lo que hagas, por lo tanto, quiere que perdones a tus padres para que tomes decisiones desde una postura sana y sin resentimientos. Por un momento ponte a pensar en la herida que tu padre o madre lleva en su corazón, es una herida tan profunda que le orilló a dejarte con su ausencia, a marcarte negativamente con sus palabras, a deshonrarte o incluso a abusar física o emocionalmente de ti. 

Extiende misericordia y comienza a hablar vida, amor incondicional y todo lo bueno hacia la vida de tus padres, es su voluntad que los honres para que tengas larga vida sobre la tierra. No importa si no fueron los padres que querías, somos llamados a honrarles y a bendecirles. Tampoco importa si siguen tratándote como siempre, Dios tratará con ellos cuando decida hacerlo; repito, extiende gracia para esperar que el amor de Dios trate con ellos en su tiempo y no cuando tú quieras o creas conveniente. Lo mejor que podemos hacer como hijos es orar en amor por ellos para que Dios les guíe.

Oración:

Padre bueno, gracias porque todo el amor, la aprobación, la atención, el cuidado y muchas cosas más que mis papás me deben las puedo tener en ti. Hoy decido perdonar sus ofensas hacia mi vida y extender gracia, decido bendecir su vida y honrarlos. En Cristo Jesús, amén.