Ama a Dios, ama a tu familia.Muestra

Decido perdonar a Dios 

Hace algunos años, salimos de viaje Jared, Andrés y yo (Kelly) estando embarazada. Un día dentro de ese viaje empecé a tener una hemorragia muy fuerte. Fuimos a urgencias y me internaron. Pasaron 6 horas y llegó una enferma a decirme “ya váyase, ya todo lo que usted tenía adentro ya no existe”, cuando me paré me di cuenta de que nuestro bebé estaba entre las sábanas, cuando la enfermera se dio cuenta lo tomó y dijo que lo llevaría a patología. Andrés regresó en la tarde para los resultados de los estudios de nuestro bebé y no tenían registro, la enfermera nunca lo llevó. 

Cuando Andrés me contó eso, me llené de enojo y dolor. Mi pregunta en este momento fue: ¿dónde está Dios? Para mí no había ningún consuelo que me motivara a orar, porque sentía que Dios no me escuchaba y no respondía ninguna de mis oraciones. Mi posición era reclamarle a Dios y decirle que era malo, que era injusto y hasta llegué a negar de Su existencia.

Una tarde me quedé sola en casa, seguía enojada, y Dios me encontró. Empecé a llorar y a reclamarle, y Dios muy claro y con mucho amor me habló diciéndome: “Kelly, tienes que tomar una decisión, o te amargas o decides volver a creer en mí”. Y no crean que le contesté rápido, quería que Él me diera respuestas antes de tomar mi decisión, pero sin respuestas decidí decirle que iba a creer en Él y que iba a decidir no amargarme, aunque no entendiera.

Perdonar a Dios significa volver a confiar en Él. Y para que eso pase necesitas tratar tu asunto con Él, necesitas orar y decirle francamente cómo te sientes; Dios no se va a ofender ni enojar. El quebranto sincero es el primer paso para la restauración en tu vida.

También necesitas tener paciencia, muchas heridas toman tiempo en sanarse y aún en el proceso de ser sanadas, te duelen. Mientras sanas habrá momentos donde quieras volver a amargarte, pero tienes que ser paciente y seguir avanzando en Jesús, Él tiene un propósito y tiene algo mejor al final del camino si no nos detenemos. 

Cuando nos pasen situaciones difíciles, lo más importante no es saber por qué, sino saber quién está conmigo; Jesús está conmigo, es mi consolador y quien me da la fuerza para seguir adelante. Si mantienes tu corazón limpio de amargura, serás mejor cuando termine esta prueba.

Dios no es que necesite nuestro perdón, pero necesitamos cambiar la postura de nuestro corazón a Él. Perdonar a Dios, significa volver a confiar en Él.

Oración: Dios, hoy decido volver mi confianza a ti, aunque no entienda nada de lo que está pasando. Sé que tú me escuchas y estás presente en mi vida, aunque a veces en mi humanidad pareciera que no. Te pido que sanes mi corazón y renueves mi fe en ti. En el nombre de Jesús, amén.