30 días de salud emocionalMuestra

Me habían sacudido demasiadas veces. Una tarde en mi búsqueda de salud mental, me senté en frente de un médico y le conté todo lo que había sucedido en los últimos siete años. Desde el momento que casi perdí a mi primer hijo al nacer hasta que sentí que había perdido mi identidad como la madre que se queda a cuidar la casa. Confesé que todo lo bueno en la vida ya no me parecía bueno. Necesitaba a alguien más fuerte que yo para que me sacara de mi depresión.

Mi lista de dificultades quizás se parece diferente de la tuya, pero sus raíces pueden ser iguales. Tal vez también usted ha sufrido de la depresión. De la ansiedad y la soledad, o tal vez la adicción. Temor. Pecado. Perfeccionismo. Estas cosas luchan contra nuestro deseo de alegría dado por Dios mismo. Ser agitado puede sentirse como si una versión de usted que es pacífica, amorosa y aventurera estuviera completamente escondida, y uno no sabe cómo emerger. En gran medida, ella quiere amarse a sí misma en gran medida y también a los demás, pero no sabe cómo.

Ese día con mi médica, le dije: "Siento que debería poder mantenerlo todo en orden. Pero nunca soy suficiente." Mirando por encima de sus notas, sonrió. "¿Por qué piensas eso? Dudo mucho que alguien pueda ser suficiente para todo esto.”

Necesitaba oír esas palabras. Ahí me di cuenta de que si mi fuerza no es suficiente para todo de este mundo, necesito la sabiduría y el liderazgo de Dios.

Quiero que Jesús sea mi mano derecha, mi mano izquierda, que vaya antes, que vaya después y todo lo demás. Quiero conocer sus maneras, su sabiduría y sus planes porque serán muy buenas. Tengo que renunciar a mi propia necesidad de control y confiar en que Dios me guíe. Y mucho más cuando la vida es cruel.

~ Andrea Chatelain