Devocional diario de Acción de Gracias de Paul TrippMuestra
Todos nosotros lo hacemos, probablemente todos los días. No tenemos idea de que lo estamos haciendo; sin embargo, esto tiene un gran impacto en la manera en la que nos vemos a nosotros mismos y en la manera en la que respondemos a los demás. Esta es una de las razones de muchos problemas en las relaciones, incluso en la casa de Dios. ¿Qué es aquello que todos tendemos a hacer que causa tanto daño? Todos olvidamos.
En medio de nuestra vida ocupada y autoenfocada, tristemente olvidamos que nuestras vidas han sido bendecidas y radicalmente redireccionadas por la miscericordia. El hecho de que Dios nos bendijo con su favor cuando en realidad merecíamos su ira, se desvanece de nuestras memorias como una canción de la cual sabíamos su letra, pero que ahora no la podemos recordar. La realidad de que cada mañana nos son dadas nuevas misericordias no es lo que nos atrapa mientras nos preparamos frenéticamente para nuestro día. Cuando acostamos nuestras cabezas exhaustas al final del día para descansar, a menudo no recordamos las muchas misericordias que gotearon de las manos de Dios en nuestras pequeñas vidas. A menudo, no tomamos un tiempo para sentarnos y meditar sobre nuestras vidas, qué hubiese sido si la misericordia de nuestro Redentor no se hubiera escrito en nuestra historia personal. Tristemente, todos tendemos a olvidarnos de la misericordia de Dios. Olvidarnos de la misericordia es peligroso, porque es esta la que moldea la manera en la que pensamos sobre nosotros mismos y sobre otros.
Cuando recuerdas la misericordia, recuerdas que simplemente no hiciste nada para ganarte aquello con lo que se te ha bendecido a través de la misericordia. Cuando recuerdas la misericordia, eres humilde, agradecido y compasivo. Cuando recuerdas la misericordia, dejas de quejarte y abres paso al agradecimiento, y el autoenfoque da paso a la alabanza. Pero cuando te olvidas de la misericordia, orgullosamente te dices a ti mismo que lo que tienes lo has logrado por tus propias manos. Cuando olvidas la misericordia, te atribuyes el crédito que solo la misericordia podría producir. Cuando te olvidas de la misericordia, te llamas a ti mismo justo y merecedor, y vives una vida exigente y con derechos.
Cuando te olvidas de la misericordia y piensas que eres merecedor, encuentras muy sencillo el no mostrar misericordia hacia otros. Orgullosamente piensas que estás recibiendo lo que te mereces y que los demás también. Tu corazón orgulloso no es compasivo, por lo que no se conmueve tan fácilmente por la situación de otros. Olvidas que eres más parecido a tu hermano necesitado de lo que piensas. Fallando así en reconocer que ninguno de ustedes está ante Dios como merecedor. La humildad es el suelo en el que la misericordia crece. La gratitud por la misericordia dada es lo que motiva la misericordia extendida. Pablo dice: "Sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó en Cristo"( Efesios 4:32 NVI).
Escrituras
Acerca de este Plan
El Día de Acción de Gracias es un tiempo para recordar las cosas buenas que Dios en su misericordia nos ha dado, pero a veces la locura de la temporada evita que tomemos un tiempo para dar gracias a Dios por sus muchos regalos. Los devocionales cortos de Paul David Tripp solo toman 5 minutos en leerlos y te animarán cada día a meditar sobre la misericordia de Dios.
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