Devocional diario de Acción de Gracias de Paul TrippMuestra
Piensa conmigo por un momento. ¿Estás viviendo una vida de bendición o una vida de quejas? Es muy fácil quejarse. Es muy fácil estar descontento. Es muy fácil encontrar cosas que son menos de lo que quieres que sean. Es muy fácil estar irritado e impaciente. Es muy fácil quejarse de las dificultades de la vida. Es muy fácil estar insatisfecho.
¿Por qué son tan fáciles estas cosas? Bueno, ellas son fáciles porque el pecado aún nos provoca enfocarnos en nosotros mismos y pensar que el mundo gira alrededor nuestro. Porque el pecado es egoísta hasta la médula, aún tendemos a encoger nuestro mundo y confinarlo a nuestra necesidad, y nuestros sentimientos. Tendemos a juzgar lo bueno de nuestra vida dependiendo de cuánto de lo que queremos, tenemos en realidad. En nuestra vida ordinaria, es tentador vivir una vida sin Dios y centrada en uno mismo. Si te pones a ti mismo en el centro de tu vida, encontrarás muchas cosas sobre las cuales quejarte.
rTambién es cierto que vivimos en un mundo caído, donde las personas y cosas no funcionan de la manera en la que Dios pretendía. Este mundo está terriblemente quebrado. La vida aquí es verdaderamente difícil. Enfrentas todo tipo de dificultades, pequeñas y grandes. Las personas te decepcionan. Ellos hacen tu vida difícil. Obstáculos aparecen en tu camino. De alguna manera, la caída del mundo entra por tu puerta todos los días. Combina las dificultades de este mundo caído con el auto-enfoque del pecado y tienes una receta para el desastre, o por lo menos una vida miserable llena de descontento.
La Biblia no ve el refunfuñar y el quejarse como cosas pequeñas. En Deuteronomio 1, Moisés recuenta cómo el pueblo de Israel "murmuraba" (refunfuñaba) sobre su vida, y mezclado en esos murmullos habían preguntas acerca de la bondad y sabiduría de Dios. La evaluación de Dios fue que, al quejarse, la gente se había rebelado contra Él. Ellos habían demostrado que no estaban dispuestos a hacer lo que Él los había llamado y habilidado para hacer. El gozo o la queja en tu corazón siempre moldea tu disponibilidad para confiar en Dios y hacer su voluntad.
Las quejas hacen que nos olvidemos de la gracia de Dios. Así ignoramos su presencia. Fallamos en ver la belleza de sus promesas. Permiten que el esplendor mostrado en la creación pase desapercibido. Cuestionan su bondad, fidelidad y amor. En ellos preguntamos si Él está allí y si nos cuida. Si crees en Dios y su control sobre todo lo que existe, entonces tienes que aceptar que todas tus quejas son al final quejas contra Él. Sí, es muy fácil quejarse. Es muy fácil olvidar las bendiciones diarias que se derraman sobre nosotros. Nuestra disposición a quejarnos es otro argumento para la gracia de Dios que es perdonadora y rescatadora. Por esta gracia, Jesús, sin quejarse, estuvo dispuesto a morir.
Escrituras
Acerca de este Plan
El Día de Acción de Gracias es un tiempo para recordar las cosas buenas que Dios en su misericordia nos ha dado, pero a veces la locura de la temporada evita que tomemos un tiempo para dar gracias a Dios por sus muchos regalos. Los devocionales cortos de Paul David Tripp solo toman 5 minutos en leerlos y te animarán cada día a meditar sobre la misericordia de Dios.
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