Devocional diario de Acción de Gracias de Paul TrippMuestra
Es realmente cierto que uno de los pecados más grandes en nuestras relaciones es el pecado del olvido. Considera la siguiente parábola de Jesús:
Por lo tanto, el reino del cielo se puede comparar a un rey que decidió poner al día las cuentas con los siervos que le habían pedido prestado dinero. En el proceso, le trajeron a uno de sus deudores que le debía millones de monedas de plata. No podía pagar, así que su amo ordenó que lo vendieran-- junto con su esposa, sus hijos y todo lo que poseía-- para pagar la deuda. El hombre cayó de rodillas ante su amo y le suplicó: "Por favor, tenme paciencia y te lo pagaré todo". Entonces el amo sintió mucha lástima por él, y lo liberó y le perdonó la deuda. Pero cuando el hombre salió de la presencia del rey, fue a buscar a un compañero, también siervo, que le debía unos pocos miles de monedas de plata. Lo tomó del cuello y le exigió que le pagara de inmediato. El compañero cayó de rodillas ante él y le rogó que le diera un poco más de tiempo. "Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré", le suplicó. Pero el acreedor no estaba dispuesto a esperar. Hizo arrestar al hombre y lo puso en prisión hasta que pagara toda la deuda. Cuando algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho. Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido. Entonces el rey llamó al hombre al que había perdonado y le dijo: "¡Siervo malvado! Te perdoné esa tremenda deuda porque me lo rogaste. ¿No deberías haber tenido compasión de tu compañero así como yo tuve compasión de ti?"(Mateo 18: 23-33 NTV).
Todos podemos ser olvidadizos. Todos podemos olvidarnos de la magnificiencia del amor y la misericordia que se nos ha mostrado. Todos nosotros olvidamos que nosotros nunca hubiésemos podido obtener o merecer las mejores cosas en nuestra vida; solo son nuestros por medio de la gracia. He aquí el problema: En la medida en la que olvides la gracia que se te ha mostrado, en la misma medida es más fácil para ti no extender gracia hacia los demás. En la medida en la que olvides cuánto has sido perdonado, en la misma medida es más fácil para ti no perdonar a las personas en tu vida. Si fallas en llevar contigo un corazón de gratitud por el amor que has recibido tan libremente, es fácil para ti no amar a los demás como deberías.
Es y siempre ha sido cierto que nadie da la gracia mejor que aquella persona que está profundamente convencida de que ella misma la necesita y que ha sido generosamente suministrada por un Dios de tierna misericordia. Él da lo que nosotros nunca pudiésemos haber obtenido; ¿por qué, entonces, nos volvemos y negamos a dar hasta que otros hayan alcanzado los estándares que les imponemos? El llamado a perdondar inmediatamente expone nuestra necesidad de ser perdonados. El llamado a dar la gracia revela cuánto necesitamos la gracia. El llamado a perdonar es al mismo tiempo un llamado a recordar y a ser agradecido. Cuando recuerdas cuán corto has caído, te vuelves compasivo con otros que han caído corto, y quieres para ellos la misma gracia que es tu única esperanza. Que Dios nos dé la gracia y la disposición para dar a otros lo que nos ha dado.
Escrituras
Acerca de este Plan
El Día de Acción de Gracias es un tiempo para recordar las cosas buenas que Dios en su misericordia nos ha dado, pero a veces la locura de la temporada evita que tomemos un tiempo para dar gracias a Dios por sus muchos regalos. Los devocionales cortos de Paul David Tripp solo toman 5 minutos en leerlos y te animarán cada día a meditar sobre la misericordia de Dios.
More