Una vida de intimidad con DiosSample

La desobediencia es costosa

“...Jonás decidió irse lo más lejos posible, a un lugar donde Dios no pudiera encontrarlo... En alta mar, Dios mandó... una terrible tempestad... Jonás... dijo... Lo que está pasando es culpa mía, pues estoy huyendo de Dios...”, Jonás 1:3-9 (TLA).

Al rechazar el llamado de Dios Jonás inició un camino cuesta abajo. La desobediencia lo llevó por los tortuosos caminos del dolor y el sufrimiento. La rebeldía se paga, ¡y es cara! No se puede vivir a la manera de Dios sin antes abandonar nuestra manera de vivir.

Después de mucho sufrimiento Jonás rindió su voluntad a Dios. En el fondo del mar dijo: “En mi gran aflicción clamé al SEÑOR y él me respondió...”, Jonás 2:2 (NTV). No importa cuán bajo pueda caer un ser humano si allí se acuerda de Dios, ¡Dios se acordará de él! Advierte este detalle. El pez vomitó a Jonás en Jope, el mismo lugar donde Jonás había perdido a Dios. Dinos dónde perdiste a Cristo y te diremos el lugar donde hallarlo. ¿Lo perdiste en tu habitación secreta porque descuidaste la oración? ¡Allí debes buscarlo! ¿Lo perdiste a causa del pecado? Entonces solo lo hallarás si abandonas el mal. Busca a Cristo donde lo perdiste porque Él todavía espera por ti.

La tormenta que Dios trajo a la vida de Jonás era para quebrantarlo, no para destruirlo. Dios no lo quería muerto, lo quería vivo y predicando en la ciudad de Nínive. La disciplina nunca tiene por finalidad arruinarnos, sino bendecirnos, Jeremías 29:11. Piensa en las cosas que perdió Jonás a causa de su desobediencia. Perdió dinero, familia y trabajo. Perdió la paz, su relación con Dios y, finalmente, el ministerio. ¡La desobediencia es el peor negocio de la vida!

La resistencia que ofrecemos al proceso de quebrantamiento divino, lo prolonga. No elegimos las áreas de nuestra vida que van a ser quebrantadas, tampoco las circunstancias o las herramientas que Dios usará, pero podemos acortar el tiempo del proceso si nos rendimos totalmente a su voluntad. Los que se resisten por mucho tiempo no son destruidos, más bien son aplazados indefinidamente. “Hacen banco” hasta el día en que se rinden totalmente a Dios.

“Señor, rindo totalmente mi vida a ti. No despreciaré el proceso de quebrantamiento. Creo que tú me amas y quieres bendecirme. Confío plenamente que tú estás en control y que todo lo que me pasa será para mi bien. Creo que soy tu hijo, soy amado y soy bendecido. Amén”.