Encontrando un TesoroMuestra

Título: Antes que el sol se ponga 

“«Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol.” Efesios 4:26 (NVI) 

Siempre le recuerdo a mis hijos que oren antes que se vayan a dormir y ellos siempre me aseguran que lo hacen. Pero quizás a veces necesiten recordarle a su propia madre lo que ella siempre les dice. 

Era la última semana del año escolar y todos saben que esta es la semana más difícil. Era recreo y mientras estaba descansando vi que dos niños que se habían metido en problemas eran llevados donde la profesora para que los regañe. 

Escuché como la profesora le preguntaba al niño: “¿Por qué le escupiste a tu compañera?”, y en ese momento, me di cuenta de que se referían a mi hija. 

Mientras, los dos niños se enfrentaban a una profesora muy molesta; Dios me dio una cantidad extraordinaria de gracia para perdonarlos inmediatamente. Pero eso no era suficiente para el Diablo. Él esperó hasta que sea de noche y estuviera muy cansada para traer a mi mente de nuevo todo el incidente. Mientras, le contaba a mi esposo todo lo que había sucedido parecía que la situación escalaba más y más. Mi esposo y yo estábamos abrumados de ver cómo dos niños sanos y sin ningún tipo de discapacidad eran capaces de hacerle algo así a nuestra hija. 

Estábamos convencidos de llamar al director de la escuela, a los padres de los niños e incluso a los pastores de sus iglesias, a primera hora del día, para conversar sobre el comportamiento de esos niños. Repasamos todo lo que había sucedido por treinta minutos más y concluimos que esos dos niños eran una amenaza para la sociedad. Después de esto comenzamos a recordar todo lo que Dios nos ha perdonado y cómo no nos paga nuestros pecados con mal. Resulta que terminamos siendo buenos ciudadanos que aman a Dios incluso cuando ha habido momentos en los que podrían cuestionar nuestro potencial en la sociedad. Recordamos que todos somos un trabajo en proceso y en necesidad de mucha gracia. Recordamos todo lo que le habíamos hecho al hijo de Dios y cuán rápido nos perdonó. 

Ya casi a las 11:30 de la noche, estando un poco más cansados, recordamos por completo quienes somos y que hacemos: Amamos, vivimos, y cada día tenemos algo que perdonar porque somos hijos de Dios y buscamos ser más como Él. 

John y yo oramos que Dios nos perdonara por toda la situación de los dos niños, para así poder perdonar a otros.  Si, estábamos molestos – y varias personas podrían decir que teníamos la razón. Pero, Dios nos ayudó para no pecar, y con Su ayuda logramos que el enojo no durara hasta la puesta del sol. 

Referencia: Efesios 4:26