Encontrando un TesoroMuestra

Título: Tampoco

“Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. —Rabí, ¿por qué nació ciego este hombre? —le preguntaron sus discípulos—. ¿Fue por sus propios pecados o por los de sus padres?—No fue por sus pecados ni tampoco por los de sus padres —contestó Jesús—. Nació ciego para que todos vieran el poder de Dios en él.”  Juan 9:1-3 (NTV)

Nunca tengas miedo de hacer preguntas porque esta pregunta que hicieron los discípulos me dio libertad. 

El saber que íbamos a tener una hija con un tipo de complicación fue bastante abrumante, y eso fue seguido por un sentimiento de culpa. Yo conocía mi pasado y sabía que no era perfecta; por eso, rápidamente asumí la culpa como mía. La culpa y la vergüenza vienen del diablo y él ama usarlas para abrumar a las personas cuando están pasando por momentos difíciles. 

Recuerdo que estaba totalmente convencida y no tenía duda alguna que yo tenía la culpa de que mi bebé Caroline fuera diagnosticada con Síndrome de Down. Sentía que estaba pagando por todos los pecados que había cometido. 

Antes ya me había sentido como alguien con menos valor en comparación con otras personas, y por eso, aparentemente no era difícil creer que yo estuviera pasando por esto. Esta culpa aumentó tanto que me hizo estar completamente convencida que yo tenía que pagar por todos mis pecados. Pero un día, Dios puso esta Escritura ante mí: “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Comencé a buscar más de la Palabra de Dios y preguntarle qué es lo que pensaba al respecto. Gracias a Dios, Él comenzó a responderme! 

Nunca voy a olvidar cuando leí este pasaje en Juan 9 donde los discípulos cuestionaban quién era culpable de la ceguera del hombre, ¿sus padres o el mismo hombre? Pero Jesús impactó a todos con sólo una palabra: “Ninguno!”.

¡Alabado sea Dios por esto! Las cadenas de vergüenza y culpa que me habían oprimido por muchos años se rompieron. Al fin, la verdad me había liberado. 

Hay alrededor de 4.6 millones de niños en Estados Unidos con algún tipo de discapacidad y más de 50 millones de personas con discapacidades. Todas estas familias necesitan saber la verdad para que también puedan ser libres de sentirse culpables. Por eso, yo estoy comprometida con llevar la verdad a todas las personas que pueda. 

Referencia: Juan 9:1-3