PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 8Muestra

DÍA 1 - Jesús quiere que usemos Su autoridad

Juan 15:4-9

Mateo 28:18-20

Jesús tiene toda la autoridad, y él la delega en nosotros.

Quiere que la ejerzamos.

La autoridad que tenemos es un resultado directo de estar «en Cristo». Entonces, ¿qué significa estar «en Cristo»?

Cuando hacemos un compromiso de fe con Jesús, nos unimos a Cristo y emprendemos un viaje real pero espiritual, uniendo nuestra naturaleza pecaminosa a Cristo en Su muerte y sepultura. Ahora vivos con una nueva naturaleza, inmediatamente resucitamos y ascendemos con Cristo a la diestra del Padre. Es un acontecimiento espiritual real que cambia todos los aspectos de nuestra vida.

Jesús dice en Mateo 28:18 «…—Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra». Cristo tiene autoridad completa y última en el cielo y en la tierra. En el versículo 20b añade: «Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo». ¡Jesús está siempre con nosotros! Esto significa que tenemos la autoridad de Jesús presente con nosotros en todo momento. Tenemos acceso a esta autoridad porque estamos «en Cristo».

Pero esto no nos da la libertad de hacer lo que nos plazca. ¿Por qué no? Porque la autoridad de Jesús tiene un propósito: permitirnos hacer lo que él desea: que nos amemos los unos a los otros.

¿Cómo avanzamos hacia el amor a Dios y a los demás? Juan 15 nos revela el camino.

En primer lugar, permanecer en Jesús para que él permanezca en nosotros (versículo 4). Aprendemos a vivir activamente permaneciendo en la presencia de Dios. Atravesamos los momentos de nuestro día conscientes de que Jesús está con nosotros.

En segundo lugar, necesitamos conocer a Dios y nuestro papel. Es más sencillo de lo que parece. Juan 15:7 nos llama también a que, además de permanecer en él, Sus palabras permanezcan en nosotros. Esto significa meditar, o masticar, las palabras de Dios. Al hacerlo, vemos cada vez con mayor claridad la forma en que Dios quiere que respondamos a nuestras circunstancias, lo cual nos permite hablar continuamente de estas con él.

Por último, Jesús nos llama a permanecer en Su amor (versículo 9). La relación de amor que Dios desea para nosotros es aquello para lo que fuimos diseñados. Quiere que nos empapemos de ella.

A medida que nos saturamos del amor que Dios nos tiene, empezamos a permanecer expresando libremente el amor de Dios unos a otros. El resultado es una hermosa unidad que se irradia hacia el exterior y que sólo puede explicarse como obra de Dios en nosotros. La belleza de este amor atrae a otros a la comunidad con nosotros, «en Cristo».

Pausa para reflexionar:

El amor por los demás crecerá a medida que crezcamos en el amor por Dios. ¿Qué puedes hacer hoy para recordarte el increíble amor de Dios por ti?

Oremos:

Gracias, Padre, Jesús y Espíritu Santo, porque podemos permanecer en Tu amor. Ayúdame a ser consciente de tu amorosa presencia a lo largo de mi día.