PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 6Muestra

DÍA 3 - Poderosa mano de Dios

1 Pedro 5:6

Josué 4:23-24

Éxodo 3:1-19

¿Qué te viene a la mente cuando lees el mandamiento de humillarte bajo la poderosa mano de Dios? Esas palabras «poderosa mano de Dios» pueden suscitar todo tipo de imágenes.

¿Es la poderosa mano de Dios aterradora, dispuesta a castigarme si obro mal? ¿Es la poderosa mano de Dios la que me vería como una pequeña hormiga o mosca, capaz de aplastarme? O ¿Es la poderosa mano de Dios la que me rescatará y proveerá heroicamente?

¿Cuál es la poderosa mano de Dios revelada en Su Palabra?

Dios ve la aflicción y el sufrimiento de sus hijos, y hace algo al respecto con su poderosa mano. En el Éxodo, Dios vio a los antiguos egipcios oprimiendo a su pueblo elegido. Sabía que eran capataces que exigían cada vez más a los que estaban bajo sus órdenes, aunque ofrecían menos recursos para satisfacer sus demandas. Su exigencia despiadada y unida era «más ladrillos con menos paja». Amargaron la vida del pueblo de Dios.

Dios escuchó los gritos de Su pueblo. Era el pueblo de la promesa dada a Abraham. Debido al carácter de Dios, que nunca cambia, El hizo algo con respecto a su sufrimiento. Dios protegió y liberó a los suyos. Los sacó del lugar de opresión, los llevó a través de lo que los habría tragado vivos: el poderoso mar Rojo y los condujo al lugar de su provisión. Todo esto fue a través de su poderosa mano para que pudieran estar en el temor de Dios para siempre.

La gran huida comenzó cuando el pueblo de Dios se humilló y se sometió a los caminos de Dios poniendo la sangre de un cordero inocente en los postes de sus puertas, prefigurando a Jesús. Nuestra liberación comienza de la misma manera. ¿Confiarás y te humillarás ante el Cordero inmaculado, Jesucristo, que te amó y dio su vida por ti?

Cuando te entregas a Aquel que te amó lo suficiente como para morir por ti, entonces puedes humillarte diariamente bajo su poderosa mano.

Pausa para reflexionar:

¿Qué carga demasiado pesada llevas hoy? ¿A qué te enfrentas que parece estar a punto de tragarte?

Oremos:

Padre amoroso, tú hiciste el camino definitivo para mí al dar generosamente a tu Hijo para que yo pueda ser tu hijo. Confío en ti y me humillo bajo tu poderosa mano en (menciona a Dios el área en la que necesitas humillarte bajo su poderosa mano).