PERLAS DIARIAS DE GRACIA - Semana 6Muestra

DÍA 2 - La entrega feliz

1 Pedro 5:1-11

Hace unos años, mi marido y yo disfrutamos de una comida en un restaurante en Nairobi. Cuando entramos en el restaurante, nos recibió la hermosa vista que tenía y los tentadores olores de la comida cocinándose sobre las brasas de una barbacoa al aire libre. Una vez sentados, empezaron a servir los aperitivos con diversas salsas. Una delicia culinaria tras otra hasta que alguien levantó la bandera blanca. Era la feliz rendición de la saciedad y la satisfacción.

En 1 Pedro 5:1-10, Pedro pide una entrega más compleja. Esta entrega es necesaria cuando vivimos con personas imperfectas en un mundo imperfecto. Es necesaria porque vivimos en un organismo imperfecto llamado Iglesia. Es necesaria porque el sufrimiento forma parte de nuestro camino.

El sufrimiento al que nos enfrentamos en este mundo a menudo provoca ansiedad. No sabemos qué ocurrirá a continuación. No sabemos cuál será el resultado. No sabemos qué dirán o harán los demás. Estos interrogantes a menudo actúan juntos para ponernos ansiosos.

Entregarnos a Dios nos libera de esta ansiedad.

Servir a Dios no nos excluye de este sufrimiento. Tanto si somos pastores del rebaño de Dios como si hemos aceptado el mandato global de revestirnos de humildad los unos con los otros, podemos enfrentarnos a dificultades y sentir ansiedad. Pedro nos dice que el sufrimiento no es algo que experimentemos sólo nosotros; lo experimentan los creyentes de todo el mundo mientras vivimos nuestra vocación como luces en un mundo que ama las tinieblas.

Pero con el mandato de humillarnos vienen las promesas. Son nuestras, para que nos deleitemos con ellas. Los pastores fieles que sufren, recibirán una eterna corona de gloria. Cuando nos humillamos, Dios nos da Su gracia. Él nos levantará en el momento justo.

La ansiedad no resuelta puede llevarnos a lugares oscuros y sin esperanza, abriendo la puerta para que el enemigo nos devore. Podemos depositar el estrés que viene del sufrimiento sobre la persona de Jesús debido a Su carácter; El cuida de nosotros.

Hay una fiesta continua de las promesas de Dios para el creyente humilde que se siente ansioso.

El sufrimiento dura poco en el plan eterno de Dios. Pero cuando nos entregamos a los propósitos de Dios, la satisfacción verdadera y duradera proviene de la asombrosa gracia de Dios a medida que nos perfecciona, afianza y fortalece.

Mucho más satisfactoria que una comida en un gran restaurante, la satisfacción duradera proviene de recibir la gracia de Dios en el sufrimiento.

Pausa para reflexionar:

Mientras vives en la Iglesia y en el mundo, ¿dónde te llama Dios a entregarte a Él en el sufrimiento?

Oremos:

Señor Jesús, sólo por tu gracia puedo elegir someterme a ti en el sufrimiento. Tu gracia está aquí conmigo ahora. Por fe, elijo la feliz rendición de caminar en tu gracia.