El Viaje a Nuestro Hogar: El Cielo: La aventura de nuestra vida.Muestra

Retomando la comparación de nuestro viaje con el del pueblo de Israel, Dios les proveyó de un guía (Éxodo 13:17-22) y de todo lo que requerían para su viaje (Éxodo 16:4), al punto en que ni siquiera sus vestidos y la suela de sus zapatos se desgastó (Deuteronomio 29:5). Dios, como buen Padre, no solo nos adopta, sino que nos provee de todo lo necesario para ser hijos suyos y para realizar el viaje de nuestra vida (II Pedro 1:3-4, Filipenses 4:19).

David Jeremiah nos dice al respecto lo siguiente: “Como Proveedor divino, quiere darnos todo lo que necesitamos para el viaje. Sabe cómo equiparnos para que seamos personas de carácter, capaces de enfrentar lo escabroso del mundo con dignidad y fuerza. Nos brinda todo lo que necesitamos para cada situación” (David Jeremiah).

Lo primero y más importante que requerimos para el viaje es: El Espíritu Santo (Juan 14:16, Ezequiel 36:27). “El Espíritu Santo es fiel en equiparnos para correr esta carrera. Conoce los obstáculos a los que nos enfrentaremos y nos prepara totalmente para ella. Nos entrenamos para superar todos los obstáculos que nos impedirán acabar la competición” (A.W. Tozer).

Muchas personas quisiéramos tener un mapa que nos mostrara el camino desde nuestra conversión hasta nuestro hogar, con instrucciones precisas para cada hora, día, mes y año. Como lo expresa John Ortberg: “Nosotros preferimos direcciones, principios, pasos, claves. Preferimos estas cosas porque nos permiten estar en control. Si tengo el mapa, todavía estoy a cargo del viaje. Puedo ir a donde quiera. Si tengo un guía, tengo que confiar. Tengo que seguir. Tengo que renunciar al control. Dios no se inclina por los mapas, las brújulas y las coordenadas. La vida simplemente no funciona de esa manera. No necesitamos direcciones. Necesitamos un Guía”.

Junto con el Espíritu Santo, Dios nos comparte su poder (Hechos 1:8). Sobre el poder de Dios, Hudson Tylor, nos expresa: “Dios mismo es la gran fuente de poder. El poder es su posesión. … el poder de Dios está a nuestra disposición. Somos personas sobrenaturales, nacidos de nuevo por un nacimiento sobrenatural, guardados por un poder sobrenatural, sustentados por alimento sobrenatural, instruidos por un maestro sobrenatural, con enseñanzas de un libro sobrenatural”.

Sin el poder de Dios en nuestras vidas no tendremos la posibilidad de realizar nuestro viaje y terminar. “La palabra griega traducida como “poder” es dunamis, de la cual obtenemos dinamita y dínamo. Este poder es activo, dinámico y apremiante, y actúa poderosamente a su favor. Puede que no siempre lo sientas, pero está ahí, no obstante. Pedro expresa el mismo pensamiento en 1 Pedro 1:5, donde dice que estás “protegido por el poder de Dios mediante la fe” en Cristo. En ese versículo, “proteger” significa “guardar o custodiar” y refleja la confianza de Pedro en que la salvación es inviolable. El mismo poder ilimitado que creó, sostiene y controla el universo te salvó y te mantiene salvo” (John MacArthur).

Cientos de años antes de que se inventara el GPS, Dios creó el primer sistema de navegación: su palabra (Salmo 119:105). “El sistema de navegación celestial que Dios nos ha provisto a través de su Palabra te mantendrá en el camino cuya luz va en aumento hasta que el día es perfecto. Si tu sigues el Sistema Perfecto de Dios (GPS) a través de tu viaje por la vida, te llevará a un destino glorioso” (Daniel J. Caram).

Dios pone a nuestro lado compañeros de viaje: amigos y hermanos que nos acompañan en diversos tramos de la carrera (Proverbios 17:17). “… los amigos de verdad son diferentes. Conocen el corazón de uno, y uno conoce el corazón de ellos. … Necesitamos hablar acerca de nuestros padecimientos y dolores, … de nuestros matrimonios. ¿Estamos haciendo lo mejor que podemos para nuestras esposas? ¿Cómo les va a ellas?” … de los asuntos económicos. ¿Qué sabe cada uno de nosotros que pudiera ayudar a los demás acerca de los impuestos, la filantropía y los arreglos para la vida?” …de la muerte. ¿Por qué? Porque todos tenemos parientes, amigos y conocidos que están muriendo. … a la vez, ¿lo más importante?, necesitamos hablar acerca de nuestro caminar espiritual. ¿Qué nos está diciendo Dios? ¿A qué nos sentimos llamados? ¿Alguna lucha? ¿Temores? ¿Bendiciones? ¿Asuntos del pasado sin resolver?” (Gordon MacDonald).