El Viaje a Nuestro Hogar: El Cielo: La aventura de nuestra vida.Muestra

El autor de Hebreos nos da un gran consejo para nuestros viaje: “Despojémonos de todo peso que nos frena” (12:1).

A.W. Tozer reflexionado sobre este pasaje nos dice: “Debemos dejar atrás todo lastre, y el peso de que se habla aquí no es un pecado. Esta imagen viene del corredor de los antiguos juegos griegos quienes corrían ligeros de ropa. De hecho, corrían casi desnudos. Las prendas que era correcto llevar en otro momento no se podían usar en la pista, porque el más mínimo peso extra les hacía perder velocidad. Por tanto, se desprendían de todo lo que pudiera hincharse con el viento, aunque no pesara apenas. Eran aerodinámicos incluso antes de que se inventará ese adjetivo”.

El sobrepeso conlleva que viajemos más lento, y como consecuencia de ello, no podemos seguirle el paso a nuestro guía, y producto de esto, no disfrutemos de nuestra aventura.

Hay dos acciones que debemos implementar para eliminar peso en nuestro viaje.

Despojarnos de lo innecesario: La primera, es eliminar todo aquello que no es necesario. Debemos viajar únicamente con aquello que requerimos y es indispensable.

Rick Warren nos aconseja: “Las pesas no son malas; no son pecadores. Simplemente son innecesarios. ¿Qué es un peso en tu vida? Podría ser un trabajo, una relación o un pasatiempo. Es algo que te frena de lo que Dios quiere de tu vida. Y no vale la pena. Es hora de que “te quites todo el peso” que te está frenando” (Rick Warren).

Eliminar lo que nos erosiona: La segunda, es eliminar lo que está erosionando las bases de nuestra vida.

El autor Charles R. Swindoll lo expresa de la siguiente forma: “La erosión siempre cobra un precio serio. Puesto que trabaja en silencio, lenta, sutil y tan persistentemente, presenta un peligro insidioso mientras destruye lo que la gente con tanto cuidado construye. … con el correr del tiempo las grietas empiezan a formarse debido a defectos de carácter y malas decisiones, que otros ni sospechan ni notan y que nosotros ignoramos. Un acomodo aquí, un desliz allá, un poco de contaminación tolerada en un aspecto de la vida, seguida de otro poco. Antes de que pase mucho tiempo, toda la estructura se halla al borde del completo colapso. Erosión”.

Examen del Doctor del alma: Hoy debemos hacer nuestra la oración del Salmista: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23-24).

Hoy es el mejor momento para pedirle al Espíritu Santo que nos examine y que identifique en nuestra vida todos aquellos hábitos, posesiones, costumbres, actitudes, omisiones, caprichos, personas u otras cosas o situaciones que constituyen un sobrepeso en nuestro caminar y que están erosionado nuestra vida.

Y solo hay una forma de hacerlo: la oración. “Sin duda, la oración puede tener el efecto opuesto; puede hacerles un agujero a las ilusiones y mostrarnos que estamos en un mayor peligro espiritual del que pensábamos. También puede ser como despertarnos de un sueño placentero a una más dura realidad. Así pues, la oración puede sacudirnos y hacer que exclamemos: «¿Por qué estoy tan asustado? ¡Esto no puede lastimarme si Dios está conmigo!». También puede llevarte a declarar: «¿Por qué no me di cuenta? ¿Cómo puedo justificarlo?». La oración conlleva perspectiva, muestra el cuadro completo, te saca de apuros, te reorienta mostrándote la realidad en la que estás” (Timothy Keller).