El Viaje a Nuestro Hogar: El Cielo: La aventura de nuestra vida.Muestra

Pablo, con la revelación que le proporcionó el Espíritu Santo, nos expone el conflicto que vivimos al recibir nuestra salvación: “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco … Yo sé que en mí, es decir, en mi carne, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que habita en mí” (Romanos 7:15-20).

El pastor Rick Warren expone claramente el conflicto que vivimos como cristianos: “Hasta que llegues al Cielo, estarás atrapado en una batalla total entre tus dos naturalezas. He sido creyente durante mucho tiempo, pero mi vieja naturaleza todavía está ahí. Mi vieja naturaleza quiere que sea orgulloso, lujurioso, egocéntrico, engañoso y, a veces, francamente pecador. Tienes la misma vieja naturaleza, siempre tratando de sacar lo mejor de ti. La pregunta es, ¿qué vas a hacer al respecto? La fuerza de voluntad no resolverá el problema. El hecho de que quieras cambiar y poner todo tu empeño en lograr ese cambio no significa que lo harás. Puede que funcione un rato, pero te cansarás y dejarás de esforzarte”.

Pablo nos proporciona la solución a este dilema con el cual vivimos: “Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes” (Romanos 8:11).

Max Lucado lo expresa de la siguiente forma: “El Espíritu Santo te dará poder sobre la lucha del pecado. Muchos cristianos pueden relacionarse con estas palabras del apóstol Pablo: “¡Miserable de mí! … Muchas personas sienten lo mismo hoy. Si ese es usted, observe lo que dice Pablo unos pocos versículos más adelante. Romanos 8 es la gran declaración de liberación de Pablo. En contraste con el capítulo anterior, habla de victoria, seguridad y gracia. ¿La diferencia? el capítulo 7 era la vida bajo la antigua ley; el capítulo 8 es la vida en el Espíritu. ¿El punto? La victoria sobre el pecado es el resultado de la presencia del Espíritu de Dios en nosotros”.