El Viaje a Nuestro Hogar: El Cielo: La aventura de nuestra vida.Muestra

Salomón nos dice del corazón lo siguiente: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él emana la vida” (Proverbios 4:23).

Nuestro corazón “… es la fuente de todas las operaciones de la vida, es el resorte y el origen del bien y el mal, como el resorte de un reloj que pone todos los engranajes en movimiento. El corazón es el tesoro, las manos y la lengua son el escaparate. Lo que está en ellas viene del corazón, y las manos y la lengua siempre comienzan donde el corazón termina. El corazón trama, y los miembros lo ejecutan” (John Flavel).

John Eldredge nos enseña lo importante que es nuestro corazón en nuestra relación con Dios: “… para encontrar a Dios, hay que mirar con todo el corazón. Para permanecer presente ante Dios, debes permanecer presente en tu corazón. Para escuchar su voz, debes escuchar con tu corazón. Para amarlo, debes amar con todo tu corazón. No puedes ser la persona que Dios quiso que fueras, y no puedes vivir la vida que Él quiso que vivieras, a menos que vivas desde el corazón”.

Es por ello que debemos estudiar y evaluar nuestro corazón permanentemente, bajo la dirección del Espíritu Santo, ya que “… él conoce los secretos del corazón”. "Dios conoce nuestro corazón de maneras que nunca podríamos saber. Se necesitan habilidades sobrenaturales para desenredar esa maraña. Dios es el único que puede separar la verdad de la falsedad. Solo Dios puede purificar las motivaciones del corazón" (John Foster).

¿Qué podemos descubrir al examinar nuestro corazón? John Eldredge nos responde: “Según las Escrituras, el corazón puede estar turbado, herido, traspasado, afligido e incluso quebrantado. Qué bien lo sabemos todos. Afortunadamente, también puede ser alegre, alegre, alegre, gozoso, regocijado. El corazón puede estar entero o dividido, como en esa frase que usamos a menudo: "Bueno, una parte de mí quiere, pero la otra parte de mí no". Puede ser sabio o tonto. Puede ser firme, verdadero, recto, valiente, valiente. … También puede ser asustado, débil, cobarde, derretirse como cera. El corazón puede ser errante, olvidadizo, embotado, testarudo, orgulloso, endurecido. Malvado y perverso. Creo que eso también lo sabemos”.

Debemos cuidar nuestros corazones: “Mantener un corazón limpio es un ejercicio diario. … En términos muy simples, tener un corazón limpio y fuerte será el requisito previo para vivir una vida que agrade a Dios” (Charles F. Stanley).