El Viaje a Nuestro Hogar: El Cielo: La aventura de nuestra vida.Muestra

Como en todo viaje ocupamos una ruta que nos lleve del lugar en el que estamos al lugar al que deseamos llegar. Todos deseamos tener un mapa que nos enseñe las diferentes rutas que podemos utilizar para nuestro viaje.

Sin embargo, en nuestro viaje a la “tierra prometida” (al igual que con el pueblo de Israel) Dios no nos proporciona un mapa. Como bien lo expresa John Ortberg: “Nosotros preferimos direcciones, principios, pasos, claves. Preferimos estas cosas porque nos permiten estar en control. Si tengo el mapa, todavía estoy a cargo del viaje. Puedo ir a donde quiera. Si tengo un guía, tengo que confiar. Tengo que seguir. Tengo que renunciar al control. Dios no se inclina por los mapas, las brújulas y las coordenadas. La vida simplemente no funciona de esa manera. No necesitamos direcciones. Necesitamos un Guía”.

David Wilkerson ejemplifica esta verdad con su vida: “… lo que no podemos saber es la ruta específica que Jesús tomará para llevarnos allí. Ninguno de nosotros puede estar seguro de cómo será el resto de nuestro viaje. Ese camino es un camino conocido sólo por Dios. Tome mi propia vida, por ejemplo. He estado en el camino a la gloria durante más de setenta años. A lo largo del camino, Dios me ha dado algunas metas, algunos sueños y algunas visiones, que he perseguido; pero el Señor nunca me ha trazado todo el camino. De hecho, incluso después de todos estos años, no estoy seguro de adónde me llevará el camino mañana”.

Hay dos circunstancias que tenemos que enfrentar cuando estamos viajando por el camino.

La primera, es cuando llegamos a cruces de camino y tenemos que decidir por cual seguir: “Mientras estamos en esta intersección del llamado de Dios, vemos dos caminos que parecen viajar en direcciones muy diferentes. … Revisamos nuestra maleta y no encontramos un mapa de carreteras actualizado, sino solo el pergamino roto y manchado que contiene las anécdotas garabateadas y las advertencias de los viajeros de algunos que han recorrido el camino del corazón antes que nosotros. Nos alientan a seguirlos, pero sus divagantes diarios no dan respuestas reales a nuestras preguntas sobre cómo navegar por la carretera” John Eldredge.

La segunda, es cuando nos desviamos o salimos del camino: “Todos tenemos momentos en la vida cuando nos salimos del camino. Nos desviamos. Decidimos que esa es la senda a seguir, pero a veces el resultado produce debilitamiento. ¿Cómo reacciona Dios? … El sistema de alarmas comienza a funcionar, las luces comienzan a centellear, diciéndonos que nos hemos alejado de la voluntad de Dios, que estamos encaminados en dirección equivocada” Charles F. Stanley.

Nuestro señor Jesucristo nos enseñó el camino: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad …” (Juan 16:13).

¿Cómo nos guía el Espíritu Santo? David Jeremiah responde nuestra pregunta: “El plan de Dios es paso a paso y debes vivir la vida día a día. … Simplemente lleva las cosas día a día, hora a hora, momento a momento, paso a paso. Un pie primero y el otro después, y sigue adelante. El Señor estará contigo y protegerá cada lugar que pise la planta de tus pies. Abrirá el futuro para ti, y te llevará allí en el momento que Él considere oportuno. Tan solo enfrenta el día de hoy con Él”.