¿Misericordia o sacrificio?Muestra
«Religión vs el evangelio de la libertad»
¿Quién no anhela la vida de Cristo, libre del control de las circunstancias, y siempre un paso al frente? Justamente esto no es lo que la gente rechaza cuando se le habla del Señor, sino el sustituto que se le presenta como evangelio: una vida de religiosidad. Mientras que la religión es un sistema complejo de conceptos teológicos y requisitos de comportamiento, el evangelio de Jesucristo es el anuncio de las Buenas Nuevas de Salvación.
El anuncio del evangelio de la Paz nos habla de calidad de vida en Cristo. No por lo que hagamos, intentemos o dejemos de hacer; sino porque Dios nos ama y somos sus hijos. Esta clase de vida que las Sagradas Escrituras describen como eterna, no se limita al tiempo biológico ni cronológico; sino que es Dios, el Eterno, quien da a nuestra vida eternidad en Él. Esto trasciende toda limitación humana.
Algunos viven esta vida esperando la muerte para experimentar su eternidad en Dios. Sin embargo, Jesús dijo: «... y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie (los) arrebatará de mi mano» (Juan 10: 28). No se trata que nos dará la vida eterna, Él ya nos la dio.
Por años nos hemos aferrado y enfatizado a que la paga del pecado es muerte. Y esto es así; pero también es cierto y nos hemos olvidado que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. El regalo, el don, la dádiva, el derecho, el privilegio, la bendición de Dios para usted y para mí es la vida eterna en Cristo Jesús. Eso es gracia, es Dios mismo diciéndonos: «Deja de intentar una y otra vez. Yo ya hice el trabajo por ti. Ahora es tiempo de descansar y solo trabajar con el poder de mi fuerza. Y recuerda que si después de haber realizado absolutamente todo lo que podías hacer, aún fracasaras, yo te amo. No hay nada que pueda impedir que te siga amando. En mi gracia no importa de dónde vienes, cuál fue tu experiencia de vida o qué concepto tengas de ti mismo. Simplemente con amor eterno te amé y te prolongué mi misericordia».
Los fariseos nunca pudieron comprender esta dinámica de Cristo, de cómo se sentaba a la mesa con los pecadores sin contaminarse. Su religiosidad los cegó de tal manera, que se convirtieron en personas inflexibles, arrogantes, carentes de amor y misericordia, con una actitud siempre a la defensiva y abusiva de su prójimo. Estas características, aún están vigentes en medio nuestro. El evangelio que presentamos no es otra cosa que fariseísmo cargado de legalismo. Estos paradigmas también caracterizan a los fariseos de este siglo. No estoy refiriéndome a los fariseos del tiempo de Cristo nada más, estoy hablando de nosotros hoy.
Escrituras
Acerca de este Plan
Si observamos analíticamente la mayoría de las predicaciones de los últimos tiempos, concluiremos que están impregnadas de humanismo disfrazado de religiosidad. Los heraldos de este tipo de evangelio proclaman propuestas como: «Tienes que ser mejor», «tienes que intentar aún más, «tienes que estar más comprometido», «tienes que amar más profundamente», «tienes que ser bueno». El hijo de Dios recibe un mensaje con leyes sin verdadero poder, pero ¿es ese el mensaje que Dios tiene para sus hijos?
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Nos gustaría agradecer a Tommy Moya en convenio con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://www.transformadosencristo.com y www.elcentronetwork.com